¡¡PIRATAS EN CASTELLDEFELS!! HISTORIAS DEL SIGLO XVI Y XVII (Y ALGO DEL XVIII)

Texto actualizado el 23 de agosto de 2021 (en construcción)

El 23 y 24 de febrero y el 4 de marzo de 1550, tenemos testimonios en unas actas notariales de unos ataques y desembarcos de piratas (seguramente corsarios, en realidad) en las playas de Castelldefels y Gavà[1]. Los mismos seguramente habían tenido lugar algunos pocos meses antes, en aquel mismo invierno, o en el otoño de 1549. No sabemos la fecha exactamente.

En aquel otoño o invierno la situación parece ser que había sido crítica para los vecinos y vecinas de los pueblos del delta sur del Llobregat que pertenecían a la baronía del Eramprunyà. En dichas actas de las reuniones o asambleas vecinales efectuadas en Castelldefels, Gavà, Begues y Sant Climent (Viladecans no era parte de dicha baronía) firmadas por Jeroni Mollet, notario de Barcelona y escribano de la Casa del Racional de la ciudad de Barcelona, el domingo 23 y el lunes 24 de febrero de 1550[2], escritas originalmente en latín, se explicaba claramente cómo se precisaba mejorar la protección de la zona ante los ataques piratas: «Atendiendo que el mencionado Castillo de Fels está derruido y postrado en tierra, y así desde hace tiempo es inhabitable, y que por esta razón tanto nosotros como otros vasallos de esta baronía que habitamos cerca del litoral marítimo, estamos en ocasiones soportando muchos daños por culpa de los piratas, al tiempo que por este motivo a veces tenemos que abandonar las casas con esposas, hijos y familia, huyendo hacia las montañas de la baronía; y que si dicho castillo fuera habitable, entonces lo evitaríamos, ya que entonces los piratas de ninguna manera desearían acceder a la orilla o desembarcar, ya que podríamos refugiarnos en él»[3].

Recordando el hecho, el historiador Jaume Codina escribía en 1989 al respecto que: «Los habitantes (...), no teniendo el refugio del castillo, entonces en ruinas[4], deben huir a los bosques de las montañas vecinas. Las casas quedan despobladas»[5].

Los vecinos incluso llegaron a no pagar al Barón del Eramprunyà de aquel momento, Hug Joan Fiveller de Palou Marc i de Cardona, los diezmos y otros tributos que le correspondían, al no recibir por parte de él la protección que la baronía debía garantizarles.

El 4 de marzo de 1550 el Barón de l'Eramprunyà, que muy posiblemente vivía en Barcelona en aquel momento tanto por motivos de tener allí la casa de su familia, como por seguridad, como por el mismo deterioro del castillo (donde sabíamos que su familia seguramente sí residía al menos en algunos momentos a mediados del siglo XV[5b], antes de que el castillo fuera derruido durante la posterior Guerra Civil Catalana) (sobre la destrucción entonces del castillo ver este enlace), se hacía eco de los lamentos y decretaba reconstruir el castillo, tal como veremos más adelante al hablar de dicha reconstrucción, en un acta notarial firmada también por el notario Jeroni Mollet, para proteger su hacienda y cobro de tributos, así como las necesidades de los vecinos y vecinas, pero, eso sí, financiando la reconstrucción a cargo del vecindario.

Luego usó la misma táctica treinta años después al construirse la Torre Barona, financiada también por las personas que vivían en Castelldefels, pero con el nombre dedicado al Barón...

Nave de guerra turca del siglo XVI (entre galera, por los remos, y galeón, por las velas y la artillería a cada costado, parece). (Wikipedia)

Piratas, corsarios y la llamada Guerra del Turco
A pesar de que el fenómeno de la piratería (y el de los corsarios) en el Mediterráneo se ha vivido "desde Algeciras a Estambul" ya desde la más remota antigüedad y ha sido practicada por miembros de todas las religiones y naciones, los ataques de corsarios y piratas en los siglos XVI y XVII (y posteriores) contra la costa española, italiana y norteafricana fueron especialmente numerosos[6] y una consecuencia, en gran parte, del conflicto en el Mediterráneo occidental (y también en el oriental) entre la corona española (y aliados suyos como Génova y Venecia, y los mismos territorios del Papa) contra un poderoso imperio otomano aún en plena expansión, que, hay que recordarlo, llegó por tierra hasta las puertas de Viena, justo en el centro de Europa, cercándola, en los años 1529, 1532 e, incluso, en 1683. La Guerra del Turco, como fue conocida.

En el apartado siguiente de esta página veremos cómo seguramente incluso Castelldefels tuvo que iniciar unas primeras labores de defensa de la ciudad en el siglo XIV.

Toma de Constantinopla en 1453 por el Imperio Otomano. (Wikipedia)

También fue fruto esta época de inestabilidad en el mar por la situación en el norte de África, con una serie de ciudades en la costa de los actuales Marruecos, Túnez, Argel y Libia (muchas de ellas repobladas por los cuatro o cinco centenares de miles de moriscos que salieron de España expulsados ​​o voluntariamente desde 1492 hasta 1613), que, de forma independiente o bajo el poder otomano, a menudo eran regidas por señores que actuaban generalmente como corsarios del sultán turco durante el siglo XVI o actuaban así mismo como piratas independientes a finales de dicho siglo y en los posteriores.

El control efectivo del Mediterráneo y de su comercio fue un constante motivo de guerra, con continuos ataques también de la flota de la corona española y de sus aliados contra las ciudades del norte de África en el siglo XVI y hasta el siglo XIX, en que la situación llegó a su fin[7].

El rey Carlos III tuvo un especial empeño en terminar de una vez por todas con la piratería berberisca. Intervino en Orán y en el año 1775 envió una expedición militar contra Argel al mando del general Alejandro O'Reilly que acabó en desastre. Después de dos nuevos ataques, en 1783 y 1784, se firmó un Tratado Hispano-Argelino de 1786. Antes, en 1784, se construyeron nuevas galeras en España (ya anticuadas en aquel momento y en desuso), que se integran dentro del Cuerpo General de Marina existente.
  • Se debe recordar que por tierra, todo estado tiene una serie de fronteras con una serie de estados en concreto. Así, cerca de La Junquera, hay una frontera, pero sólo con Francia... Por mar, en cambio, la frontera de Castelldefels es con todo el mundo y con todos los barcos que desde cualquier punto del globo terráqueo por dicha vía se quieran acercar.
  • El problema era para toda la costa mediterránea española, desde Andalucía a las Islas Baleares o Cataluña o la Comunidad Valenciana. Allí, Doña Violante de Casalduch el 9 de septiembre de 1603 otorgaba una Carta Puebla a fin de repoblar la zona de Benicàssim (en Castellón), muy castigada por los continuos ataques y saqueos de corsarios y berberiscos. Tal medida no obtuvo los resultados apetecidos, y tan sólo unos pocos pobladores se asentaron allí. Hubo cuatro núcleos pequeños de población, dos de ellos buscando el refugio de las montañas, uno en las tierras fértiles, muy cerca del actual casco urbano, y finalmente sólo un pequeño núcleo marinero.
Los ataques de piratas y corsarios[8] en el siglo XVI, XVII y posteriores, obviamente, no era sólo cosa de piratas berberiscos u otomanos contra cristianos, sino también de cristianos contra cristianos (españoles -de cualquiera de sus costas o del interior, como catalanes, valencianos, aragoneses[9], andaluces...-, franceses, venecianos, ingleses, genoveses, etc.) o de musulmanes contra musulmanes (turcos, bereberes o árabes). Realmente, era un todos contra todos en todo momento, y desde el Mediterráneo al Atlántico, así como por el resto de los mares y océanos...


LOS ATAQUES DE CORSARIOS EN LOS ALREDEDORES DE CASTELLDEFELS
En el presente micro-estudio, trato de dar una noticia breve del especial miedo en Castelldefels, dada su mayor proximidad al mar en aquel tiempo, a los posibles ataques de naves corsarias o piratas berberiscas, y de lo que implicó este temor en el desarrollo de la ciudad.

La población costera del Baix Llobregat, y muy especialmente la de Castelldefels, se vio gravemente afectada por el incremento de la piratería en los siglos XVI y XVII. La vecindad con el Garraf, donde las naves corsarias podían esconderse con facilidad, y el paso no muy lejano de sus costas, con una navegación de cabotaje, de las rutas marítimas de los barcos que iban al puerto de Barcelona o que desde el mismo se dirigían a puertos situados más al sur como los propios de la costa catalana, valenciana, mallorquina o andaluza, sin duda hacía que esconderse por la zona del Garraf para tratar después de asaltar los barcos que se acercaran a su zona de acción era toda una tentación a la que pocos corsarios dignos de tal nombre pudieron resistirse hace tres, cuatro o cinco siglos. Quedarse con las mercancías y capturar esclavos o esclavas era un buen “negocio”, aunque no exento de muchos riesgos, como el mismo peligro frecuente de la pérdida de la propia vida, el acabar en galeras (que era otra forma de acabar con la propia vida) y todo el esfuerzo de los viajes y luchas para los que seguían esta senda “laboral”.

Como ya hemos visto, los corsarios eran fruto de una guerra por el dominio del Mediterráneo dada la expansión del imperio español, por un lado, y especialmente del otomano tanto por tierra (asediaron Viena en 1528 y tuvieron el control del norte de África de forma directa o indirecta en el siglo XVI), como por mar, y los corsarios tenían objetivos políticos, como veremos, y también se acercaron a las costas de Castelldefels y el Garraf con otros propósitos, como el secuestro de determinadas personas, como todo un virrey... (de lo que después podían cobrar un muy bueno rescate).

Los ataques fueron en verano primordialmente, aunque hay uno documentado en invierno (y además otro en 1550, del que no conocemos exactamente la fecha). Y normalmente tenían lugar de día, o a lo sumo durante la salida o la puesta de Sol. Y debían ser rápidos, especialmente si el asalto era saltando a tierra firme y atacando alguna población.

Desembarcar en Castelldefels significaba para los corsarios bajar de sus saetías o galeotas (naves medias o pequeñas de velas y remos -como pequeñas galeras-, rápidas y maniobrables, muy aptas para acercarse a la costa por su escaso calado), y subir a una barca, llegar remando a la playa e ir andando o corriendo hasta el pueblo (la distancia no era poca en el caso de Castelldefels, y si bien no era el kilómetro y medio largo que ahora separa el antiguo centro de la ciudad de la playa, tal vez era de casi un kilómetro, con el agua del mar en esa época por la zona al sur del actual campus de la UPC en Castelldefels).

Y antes del desembarco, debe pensarse que la presencia de las naves se detectaba desde que cruzaban el Garraf. Las torres de vigilancia y defensa de Castelldefels servían para ello. La operación de los piratas en ningún caso podía durar mucho tiempo. Imagino que desde que eran vistos, se acercaban, bajaban y volvían a su barco, pasaban varias horas en las que daba tiempo a que, a toda prisa, se organizara la defensa, vinieran refuerzos o que se hiciese de noche. Dada la red de sistemas de alerta, podía haber margen suficiente para la reacción de la población y tal vez para la presencia de tropas venidas de pueblos como Sant Boi (o si se estaban mucho, mucho rato, de las dos galeras de la Generalitat).

Por eso muy probablemente no fueron frecuentes los ataques directos de corsarios a los pueblos del Baix Llobregat (relativamente lejos de la costa todos), y ni siquiera del propio Castelldefels, en mayor situación de peligro por estar más cerca del Garraf y del mar que ningún otro, pero que estaba defendido por un castillo restaurado en 1550 y por 10 torres de defensa levantadas entre 1560 y 1590.

El resto de pueblos (excepto Gavà, con la torre de Can Rosés cerca de Castelldefels), ya no necesitaron tantas defensas. Y de hecho ni siquiera Castelldefels las necesitó mucho (aunque es bueno ser siempre precavidos, por lo que las levantaron tras el ataque de mediados del siglo XVI), con sólo un ataque conocido a mediados del XVI y un posible ataque a inicios del XVII.

Los ataques a embarcaciones de comerciantes eran más seguros, rápidos y prácticos. Y, además, ¿que podían robar en los pueblos? No habría mucho oro ni plata... y robar cosas pesadas era una complicación para su rápido transporte de regreso hasta su barco. Básicamente el interés sería hacer cautivos y cautivas, como se ve después en algunos de los casos de confrontaciones con naves norteafricanas.

Y eso que la población acomodada de Castelldefels no debía ser muy pobre. En la segunda mitad del XVI se reconstruyeron sus masías en muchos casos, y pagaron sus torres de defensa y la torre Barona, que fue financiada en préstamo por el vecindario, así como también se hicieron cargo de financiar la restauración del castillo. Tanta responsabilidad edilicia fue cara, y fue soportada por el vecindario. Las torres, además, probablemente, tuvieron como maestros de obras a unos técnicos especializados, tal vez con conocimientos de arquitectura militar, que sabían bien cómo hacerlas. Se puede detectar en algunos casos probablemente la mano del propio maestro de obras en algunas de ellas (las de Folcher, Antoni o Can Valls, y por otro la de la Goma y la de Can Rosés, ésta última en Gavà).

En Castelldefels y sus alrededores, los ataques que se padecieron por la costa que va desde El Prat a Sitges fueron muy numerosos (hubo al menos siete desde 1550 al 1600 y una cifra similar en el siglo siguiente hasta 1715[11]), atemorizando a la población.

En aquellos tiempos Castelldefels tenía una media de unos trescientos o cuatrocientos habitantes tan sólo. Además del ataque a Castelldefels de 1550, hubo cinco o seis más, como mínimo, en los inicios del siglo XVII de los que tenemos noticia. Y eso son bastantes...

Los ataques, salvo el de mediados del siglo XVI, raramente fueron contra el pueblo en sí de Castelldefels, algo retirado hacia el interior (aunque mucho más cerca del mar que ahora, como se ve en el gráfico).

Lo normal eran ataques contra las naves que pasaban en su navegación de cabotaje hacia el sur, a puertos de la costa catalana, valenciana, murciana o andaluza, o a las islas Baleares. Sin duda, esconderse por las costas del Garraf, sólo al alcance de la vista de otros navíos o de la gente que hiciera la ruta de la costa por allí, debía ser algo apreciado por los corsarios. la mayoría sería serían naves de transporte de mercancías como aceite, trigo, etc.

El robo de esas mercancías y la captura de la tripulación para venderla como esclava o cobrar el mejor rescate posible posiblemente era el botín esperable. A veces también lo era el secuestro de alguna persona de la nobleza, como sucedió en una de las ocasiones por la zona del Garraf cercana a Castelldefels. Se cuenta que cerca de un millón de personas fueron capturadas para hacerlas servir como esclavas (o para cobrar un rescate por ellas) entre los siglos XVI, XVII y XVIII por los corsarios berberiscos.

En caso de ser capturadas, las mujeres lo tenían mucho peor para ser rescatadas. la sospecha de su violación por sus captores o durante su retención en las ciudades de origen de los corsarios, cosa que desgraciadamente era muy posible que sucediera, tal cosa era tenida como deshonrosa para su familia (padres, hermanos y marido), y por lo tanto no se pagaba rescate por ellas.

Lo de conseguir ricos botines de oro y joyas debía ser quimérico. En caso de moverse riquezas de ese tipo en grandes cantidades, lo normal era que embarcaciones armadas escoltaran a las que hacían el transporte.

Robos, sí, pero en general de miseria, como la misma miseria de los hombres y mujeres de las ciudades asaltadas, por regla general. Otra cosa era el de los capitanes de los barcos corsarios, a los que su parte del botín sí les podía permitir unos mayores medios.

La presencia (junto al castillo y las dos torres del siglo XIV que pervivieron, como son la llamada Moruna y la de Guaita, frente al castillo) de once torres nuevas de defensa y/o vigilancia (torre Barona, torre de Sant Salvador a Can Vinyes, torre Fael, torre de Can Valls de la Muntanyeta, torre de Can Roca de Baix, torre del mas de la Goma, torre d'Antoni, torre de Cal Moliner, torre de Climent Savall, torre de Gabriel Folcher y la torre de Can Rosés, esta última en una masía de Gavà muy cerca de Castelldefels, así como del mismo tipo y época, y probablemente del mismo maestro de obras que la del mas de la Goma), todas de gran tamaño, construidas en Castelldefels (y una en Gavà) en la segunda mitad del siglo XVI, cuando el pueblo tenía entre 300 y 400 habitantes y ya tenían un castillo, parece indicarnos que quizás hubo otros ataques menores en aquel tiempo que no han quedado recogidos en las crónicas de la época.

En todo caso, los ataques habidos por el mar o contra la costa entre 1611 y 1626, quizás siete o más, son una cifra elevada, pero aún lo son más si contamos las embarcaciones piratas avistadas desde Castelldefels, o que atacaron en lugares como la desembocadura del Llobregat en 1609, por ejemplo.

Y especialmente si tenemos en cuenta que, como veremos, igual en esos quince años hubo quizás un par de incursiones registradas más por la zona (pero no tenemos datos claros) y seguramente algunos avistamientos de naves piratas más que no han quedado recogidas en las fuentes

El incremento de la presión corsaria en esa época se relaciona con la expulsión de moriscos del año 1609 y con las mejoras que el corsario holandés Zymen Danseker (más conocido como Simon Danser) y el corsario inglés John (Jack) Ward (dos corsarios de los llamados en aquel tiempo renegados, que se hicieron musulmanes y vivieron en Argel, liderando naves corsarias berberiscas por el mar de las actuales Argelia y Túnez) introdujeron en los barcos berberiscos, especialmente los de Argel, con unos bordas más altas que les permitían moverse con mares más agitadas e incluso ir por el Atlántico[12].

Una breve relación de los 6 o 7 casos del primer cuarto del siglo XVII, en los que se cita Castelldefels o el Garraf es el siguiente (hubo muchos ataques o avistamientos de naves entre Barcelona y el Garraf, con ataques incluso por la desembocadura del Llobregat):

Así, el viernes 16 de septiembre de 1611, las galeras "Sant Jordi" (capitana) y "San Mauricio" (patrona) de la Generalitat de Cataluña capturaron muy cerca de Castelldefels, por el Garraf, dos barcos berberiscos, que venían a capturar esclavos. Capturadas las naves norteafricanas, tras desarmarlas, las llevaron al puerto de Barcelona, donde se hizo una gran celebración de la victoria, e hicieron 69 prisioneros (o 40 según otra fuente).

Así leemos en uno de los Dietaris de la Generalitat de Catalunya sobre aquel día «Divendres, a xvi. En aquest die los senyors deputats feren anar a dos galeres de les de dit General, que estaven a punt envers Castelldefels, per cert avís tenien de dos vexells de moros, y arribats allà a ont eren, si bé feya grandíssima maror, trobaren dos vexells quiscuna de les galeres, ço és capitana y patrona envestiren son vexell, y la hu per ser bon vexell féu gran resistència y armas molt bona estona, encara que fonc forçat a la patrona de desferrar un ramat de forçats, foren los moros presos entre tots sexanta-nou, y foren presos los dos vexells ab la artilleria y lo demés aportaven, fonc gran lo contento per tota Barcelona, y la gent (que) acudí (a) marina innumerable, Déu los done bona perseverància y victòria, passejaren los dits moros per tota la ciutat y entraren dins la present casa y de la ciutat»[13].

Leemos algo muy parecido (las cifras de detenidos cambia) en el Dietari de l'Antich Consell Barceloní sobre ese día «En lo mateix die a la tarda la capitana y la patrona de las galeras de Cathalunya captivaren vers la costa de Garraf dos vaxelïs de moros que venian per capturar xptians per esta costa» y al día siguiente, sábado «Aixi be en est die foren en casa de la ciutat los moros dels dos vaxells que lo dia antes havian presos y capturats las dos galeras, ço es la Capitana y Patrona de Cathalunya perquè fossen vists per los magchs concellers, que foren en numero sens los morts, serca de coranta»[14].

Como nota final... no acabó allí la faena de las galeras de la Generalitat, en esos días, el siguiente lunes 19: «fou pres y capturat en la p(l)atja de la present ciutat [Barcelona] per la galera Capitana de Cathalunya un vaxell de moros, que ni havia vint y dos»[14].

Incluso atacaban en invierno: hacia la puesta de sol de un día de diciembre de 1613, los tripulantes de otro barco de corsarios berberiscos, en este caso una saetía[15] (sagetia, en catalán) con 9 o 10 corsarios a bordo (aunque muy pocos me parecen para llevar el barco y los ataques), desembarcaron entre Sitges y Castelldefels, en el Cap de la Murtra. Por lo que parece, los piratas perseguían en la puesta de Sol una embarcación de un tal Casamajó de Segarra, que venía de Sitges y llevaba aceite. El patrón del barco del aceite y los dos marineros que iban con él pudieron desembarcar precipitadamente y huir. Sin embargo, no muy contentos con el resultado de su acción, los piratas continuaron la escaramuza por tierra y atacaron a unos pastores que habían encendido un fuego. Por desgracia, según el alcalde de Castelldefels, los piratas los capturaron finalmente y, quizás, se los llevaron como esclavos a su regreso a su puerto de origen[16].

El 2 de julio de 1615 se dice que entre las 10 y 11 de la noche, misser Gabriel Barart fue a ver al príncipe Philiberto, generalísimo del mar, con los diputados y oidores, por haberse enterado de que el príncipe había dado orden a los oficiales de las galeras de Cataluña que se prepararan para zarpar y salir en persecución de una saetía berberisca que se había avistado por el Garraf («sarpar y exir en persecució de una sagetia de moros se havia tingut avís ere vinguda a les costes de Garraf (...) una sagetia que havia llansat moros en terra»). Las galeras no podían salir del puerto sin órdenes al respecto de los diputados. No había nadie al mando de las galeras, ya que el antiguo general de la escuadra, Ramon d’Oms, había fallecido el 17 de junio. Éste general, siempre que había tenido que zarpar con las naves en persecución de piratas, aunque se lo hubiera pedido el lugarteniente general de su majestad, él acudía al consistorio (generalitat, supongo) notificando el aviso y pidiendo permiso par salir del muelle, dado que habían sido los diputados los que le habían nombrado para el cargo de general de la escuadra. Muerto D'Oms, los diputados eran de nuevo los responsables directos de las mismas, al no haberse nombrado aún sucesor a D'Oms. Por ello, los diputados pidieron al príncipe que las naves no partieran, a menos que hubiera una gran necesidad, y que advirtiendo de dicha necesidad el príncipe al consistorio, ellos darían la orden para que las naves zarparan, nombrando a un responsable eventual de las mismas. Como vemos, la disputa evitó en un primer momento la persecución de la nave berberisca que se paseaba por la zona del Garraf[17].

Sin embargo, como vemos en el apartado siguiente, al final posiblemente si debieron partir las galeras de la Generalitat a capturar la embarcación berberisca (y eso, curiosamente, o se menciona en el Dietario de la Generalitat de Catalunya). Aunque quizás el anterior y siguiente sean ataques diferentes.

Sí se menciona en el mismo Dietario de la Generalitat de 1615, en cambio, que el miércoles 7 de octubre de 1615 se repartió el botín obtenido tras capturar una nave corsaria berberisca uno o varios meses antes, tal como era costumbre, entre las diversas partes, públicas o privadas, que habían intervenido. Supongo que se deber referir al ataque a la nave berberisca de julio, que se cita en el párrafo anterior, que no se recoge en dichos dietarios (o quizás a un nuevo y diferente ataque, no está claro). En el texto del dietario vemos como Misser Bernat Sala, abogado fiscal de la Generalitat, fue a Castelldefels por orden de los diputados para representarlos ante el príncipe Philiberto, general del mar, para recibir la parte que tocaba a las galeras de la Generalitat de la presa que se hizo meses antes (no se sabe cuántos, ni lo sabía el autor de la crónica, probablemente, por eso lo dejó en blanco) de un barco berberisco, junto con algunas naves de España. Bernat Sala explicó su desplazamiento al príncipe y éste le había contestado que ya se encargaría él, con sus oficiales, de repartir lo obtenido de forma adecuada: «En aquest mateix die, arribà lo magnífic misser Bernat Sala, deservint l’offici de advocat fiscal del General, qui ere anat per orde dels senyors deputats a Castelldefels a effecte de representar al príncep Philiberto, generalíssim del mar, que fos servit donar la part tocava a les galeras del General de Cathalunya de la presa se féu en lo mes de [...espacio en blanco, se ignora el mes...] proppassat de un vexell de moros que prengueren, junctament ab algunas de Hespanya; y que havia explicada dita embaxada a sa altesa, y que en effecte li havia respost "que él mandaría a sus officiales que diessen y entregassen luego la parte tocante a dichas galeras por razón de dita presa"»[18].

El 17 de agosto de 1620 los cónsules (consejeros) de la ciudad de Tarragona se hicieron un llamamiento de alerta ante una enorme presencia de corsarios berberiscos en Castelldefels, en respuesta a un aviso del Virrey, Marqués de Almazán. Según escribieron en 2014 Rovira y Sanet, tras consultar el Arxiu Històric de Tarragona: «Responent a la carta del virrei, el 17 d’agost de 1620, es farà una crida de moros per estar alerta davant la notícia que a Castelldefels hi havia quatre naus de moros i que havien desembarcat més d’un miler d’homes»[20]. Dada la población (trescientos habitantes) y la riqueza del pueblo, veo mucho corsario y poco botín para tanta gente.

Desde Castelldefels en aquellos inicios del siglo XVI también hubo avistamientos de naves berberiscas que pasaban por su costa, tras pasar el Garraf, y que lógicamente no se sabía finalmente dónde acabarían atacando. Probablemente contemplar dichas naves desde la Torre Barona o la Moruna, o desde las plantas superiores de la sacristía del castillo (donde unos dibujos de barcos en las paredes nos parecen indicar su uso para control visual del tráfico marítimo por la zona), debió ser frecuente. También desde el mismo castillo de Castelldefels (el del Eramprunyà estaba en ruinas y no sé si abandonado). Así, el 30 de junio de 1622, se dio la alarma desde la baronía: «Dijous a 30, dia de la commemoració de sant Pau, en la matinada, entre las dotze y la una, arribà en Barcelona un avís de don Juant Setmenat tramès des de Aramprunyà o Castelldefels, fent a saber que molts moros avian desembarcat en lo Prat (partida que és entre la ciutat y lo dit castell ribera del Lobregat). Arribat lo avís, lo donaren als consellers. Hisqueren moltas caxas per ciutat tocant alarma y cridant lo rebato dels moros. De manera que encontinent se posa tota la ciutat en armas y ab tal número de gent que sols en la muralla de mar passaren de més de vint y sinch mil hòmens tots ab arcabús, espasa y daga. Lo primer capità qui arribà ab sa companyia a la muralla fou don Bernat Salbà ab los cordoners o passamaners. Hisqué lo duch de Alcalà, virey, loctinent y capità general en un vell cavall con coleto y plumas y tres pistolas al arcó de la cella y lo pendó real devant, assistint al seu costat don Juan de Boxadors, comte de Savallà, y don Juan Ferran, correu mayor, ab la insígnia al pit descuberta, don Luíz Descallar, don Garau Guardiola, loctinent de mestre racional, don Luíz Montsuar, balle general, don Juan Dardena, molts altres cavallers ab ells a cavall y altres a peu, capitanejant sas companyias y senyaladament don Batista Falcó tot armat en blanc de cap a peus. Estigueren allí a punt de guerra fins entre tres y quatre que ab lo claror del día se véu lo mar descubert y sens suspita. Y quant lo senyor virey veu bé la gent de aquella manera digué ab alta veu als circumstants: Hasta ahora no avia tan bien conocido la grande fidelidad tienen los catalanes a su senyor y rey y no me espamto si el rey les trata con tanta llanesa y les haze tantas mercedes. Porque en Castilla pagándolos a vezes es menester hazellos salir a palos. Qui vidit et audivit testimoniunz peribuit et scimus quia verum est testimonium eius. Vingut lo dia vist no y avia perill, tothom se'n torna a sa casa. Trobàs per compte que sols de la sala de las armas de la Ciutat hisqueren vuyt mil arcabussos»[19].
Vista de Barcelona desde el mar (la más antigua conservada) de Anton van der Wyngaerde (1563). Sobre la montaña se ve la torre de Montjuic, con su complejo sistema de señales, del siglo XVI, que fue previo y diferente del telégrafo óptico del siglo XVII. Desde Castelldefels (señalada con una flecha), ya fuera desde la torre Barona o del castillo, se avisaba del peligro de naves berberiscas desde finales del XVI y durante el XVII, y desde la torre de Montjuic se daba aviso a las cuatro galeras de la Generalitat para que hicieran frente a la incursión corsaria. Precisamente, en el capítulo LXIII de El Quijote de La Mancha, se habla de las cuatro galeras y Don Quijote escucha a un marinero "Señal hace Montjui de que hay bajel de remos en la costa por la banda de poniente" a lo que el general indica ""¡Ea, hijos, no se nos vaya! Algún bergantín de corsarios de Argel debe de ser éste que la atalaya nos señala" . La costa del Barcelonés y del Baix Llobregat están al oeste de Barcelona. Posiblemente esta aventura de El Quijote nació por un aviso desde Castellefels a Montjuic, quizás recordado por Cervantes tras haber visto u oído algo así en 1610 cuando estuvo en Barcelona. (Wikipedia)


El 15 de agosto de 1626, cuatro galeras del Papa, cuatro de Florencia y una de Génova atacaron, cerca de Castelldefels, una nave del Magreb que habían desembarcado corsarios en tierra (quizás por la zona de la Cala Morisca -se dice que es la de Santa Cristina, que no conozco-) antes del amanecer, quedando a la espera por el factor sorpresa para la captura del Duque de Cardona y su comitiva (11 o 12 personas a caballo), pero la sorpresa fue para ellos, siendo finalmente apresados, incluso con combates por tierra, tras desembarcar cerca de Castelldefels[22]. Se hicieron 40 prisioneros entre los piratas: «Dissapte a 15. Aquesta semmana, venint Don Henrich, Duch de Cardona, de la Cort, passant per València y Sogorb, a sossegar los vassalls de la ciutat de Sogorb, que li avian llevada la obediència, tornant-se al Rey; per lo que no los avia complit la paraula de quitar y luir los Censals los avia promès quitar quant li donaren la possessió; arribat una matinada, a si és dia no és dia, a las Costas de Garraf, pensà ser pres de Moros. Havia's calat un vaxell de Moros a la cala, o Cap de Santa Christina, prop de Castell de Fels, y tenia llançada la gent per terra, esperant lo pas a la matinada. Assertàs acàs passaren per ella nou galeras: quatre del Papa, quatre de Florenca y una de Gènova ; las quals, vist i regonegut lo vexell, abordaren ab ell, y llancaren gent en terra, contra los moros que eran en ella. Y en aquest rumor arribà lo dit Duch de Cardona, ab sos criats que eran onze o dotze a cavall. Que ha no trobar-s'hi las Galeras, sab Déu lo que fóra estat. Dels Moros foren presos alguns quaranta hòmens»[23]. Incluso para tratar de paliar el problema, tropas reales, unos 250 soldados, fueron alojados en Sant Boi para defender la zona contra los ataques hacia 1558, sin muchos resultados positivos11 (el Llobregat era aún navegable en aquellos tiempos hasta bastante arriba del río —de hecho, en embarcaciones de poco calado, lo fue en su tramo inicial hasta como mínimo el siglo XIX—). También había tropas, entre diez y veinte soldados en la torre del inicio del Llobregat, que controlaba el acceso por dicho río al interior.

La lejana victoria en la batalla de Lepanto, contra los turcos el 7 de junio de 1571, día de la Virgen del Rosario, fue celebrada en Castelldefels y Gavà, e incluso se dedicó una pequeña capilla a esta virgen en la iglesia del castillo a inicios del último cuarto del siglo XVI.

Pese a todo, los ataques continuaron, como decíamos, en el siglo XVII[24], aunque, poco a poco, los riesgos de salir al mar fueron disminuyendo. A partir del primer cuarto o de mediados del siglo XVII, menguan los registros de ataques piratas, pese que los mismos se continúan produciendo y sigue atemorizada la población de la costa, como muestra que la cofradía de la salud de Castelldefels en 1724 aún tiene en su mandato el rescate de personas retenidas por los piratas.

Josep Campmany nos recuerda dos de dichos ataques por la zona de Garraf, con barcos pequeños y algunas pocas decenas de corsarios en ellos: Así, en 1669, en la zona de Sant Jaume, en la cala de Vallcarca (Garraf): «por la mañana saltaron a tierra en dichas costas de Garraf, en la Cala de Vallcarca, unos treinta moros. Y acudió la villa [de Sitges] con cien hombres en armas, y después de darles dos cargas se hicieron al mar y embistieron una barca, la cual defendió la Villa, así con la artillería como en embiar tres fragatas armadas que la libraron»[25].

Incluso el 13 de enero de 1715: «el llondro anomenat Sant Antoni de Pàdua i Ntra. Sra. del Roser[26] que procedia de la platja d’Arenys i anava en direcció a Tortosa, comanat pel patró Marià Pruna, quan es trobava davant de les costes de Garraf a una milla prop de terra, va observar que a dues milles cap a ponent es veia un altre vaixell. Observaren una barca armada que eixint de terra es dirigia cap al llondro i quan era a mig camí s’adonaren que era de moros. Aleshores el patró Pruna veient-se en inferioritat de defensa decidí fugir, per tal de salvar la seva pròpia vida i la dels seus mariners i no restar esclaus. Va aparellar la llanxa que era molt lleugera, fugint tots ells cap a llevant empaitats per la barca dels moros que anaven disparant trets de fusell i de pistola. Durant l’empaitada, els arenyencs feren la prometença de fer celebrar cent vint-i-cinc misses si arribaven a bon salvament. Els fugitius entraren al port de Barcelona havent perdut el llondro i la roba»[27]

Un hecho en general desconocido, es que aparte del riesgo de robos o de muerte en los enfrentamientos, el miedo era porque también se cogían cautivos entre los vecinos y vecinas para pedir un rescate o para servir como esclavos en el norte de África o Turquía[28]. Entre 1530 y 1780 fueron probablemente capturados y llevados como esclavos a ciudades como Argel, Saleh, Túnez, Trípoli... y también a Turquía más de un millón de europeos (mediterráneos o atlánticos)[29]. Un caso muy conocido de cautivo en Argel, durante cinco años, fue el del escritor Miguel de Cervantes, capturado posiblemente cerca de Palamós hacia el año 1575.

Las mujeres, como siempre, eran las que peor lo pasaban. No volvían nunca por regla general, eran 'casadas' muy a menudo con antiguos cristianos renegados, aunque no sólo con ellos, y quedaban recluidas en los hogares de sus secuestradores o compradores, excepto si se pagaba un gran rescate por ellas[30].

Cabe mencionar que, en esta época, el delta del Llobregat era bastante diferente al de ahora. En Castelldefels, la costa estaba mucho más cerca de la ciudad (probablemente por la zona del campus de la UPC o poco más allá) y dibujaba un pequeño golfo, que era utilizado a veces como un puerto natural de anclaje para proteger a los barcos (algunos de ellos del tamaño de galeras)[31].

Como siempre, cabe recordar que también hubo numerosos esclavos y esclavas musulmanas en Cataluña y en el mismo Baix Llobregat (y ver también este enlace), tal como atestiguan documentos de los siglos XIV y XV (y anteriores e incluso posteriores), pese a la lejanía de Cataluña de la frontera con los reinos musulmanes que en ese siglo aún sobrevivían en la península ibérica.

Las batallas entre naves berberiscas y galeras de la Generalitat no fueron los últimos combates marinos en verse frente a la costa de Castelldefels en aquella primera mitad del siglo XVII. Con motivo de la Guerra dels Segadors, y tras la batalla de Montjuic del 26 de enero de 1641 entre milicias catalanas apoyadas por la caballería y tropas francesas, contra las tropas de Felipe IV, que fueron derrotadas, hubo otros combates. El 30 de junio de 1642 tuvo lugar la batalla naval de Barcelona. La misma se inició tras avistar las fuerzas navales del rey Felipe IV a una potente flota francesa en el puerto de Barcelona, donde también estaban los barcos de la Generalitat. Pese al mal tiempo, las naves entraron en combate. Después de tres días de combate, y grandes pérdidas por ambos lados, las naves del rey se retirarían a Mallorca para hacer reparaciones. Durante la batalla, una parte importante se desarrolló frente a Sitges y el Garraf, y se dice que ese 1 de julio de 1642: «En aquest mateix die se travà altra batalla entre las dos armadas [la francesa y la de Felipe IV] devant Castelldefels, a la mateixa hora del die de aÿr, y durà fins a la nit, y sentint-se los tirs des de Barcelona»[32]. Un tesorillo de monedas de este tiempo fue encontrado en la zona de la masía de Can Valls de la Muntanyeta con motivo de unas excavaciones arqueológicas en 1989.


Plano de la costa catalana hecho por Jan Baptiste Vrients (1608). Se puede ver la curiosa forma que se dibuja en la costa del delta y un Castelldefels (diferenciado de la zona de S. Salvador, en Bellamar) más cerca del mar. También se puede ver el error al situar los pueblos de Viladecans y Gavà, y asimismo contemplamos como una pequeña Barcelona llegaba apenas hasta el “M. Iuic”, rodeada de pueblos como Sarrià, ‘Orta’, S. Andreu, S. Martín y 'Espitalet'. También, en el sur, se ven todavía diferenciados en dos pueblos a Vilanova y a 'Lageitru'.

SEGURAMENTE EL MIEDO A LAS INCURSIONES DESDE EL MAR YA EXISTÍA EN LA BAJA EDAD MEDIA
Como vemos en otro texto de este mismo blog dedicado a la llamada torre Moruna, en el que también hablamos de la torre de Guaita del castillo y de la torre 5 del mismo, ya un par de siglos antes, a mediados del siglo XIV (quizás en el segundo tercio), en Castelldefels, se levantaron tres torres de vigilancia (más que de defensa, aunque una cosa no excluía la otra), que estaban aisladas en los dos primeros casos y en la tercera incluida en una muralla defensiva en torno a la iglesia del castillo.

La primera se encontraba en la cima de un monte al sudoeste de la ciudad, encarado al mar, seguramente para el control de las rutas marítimas que desde el sur venían haciendo cabotaje y especialmente creemos para el control de la piratería (así como también para el control del acceso a la ciudad desde el camino que llegaba del Garraf).

La torre de Guaita del castillo debía servir para el control del acceso al mismo, por la ruta que ascendía desde el llano o bajaba de las montañas

La tercera, la llamada torre 5, al sudoeste de la iglesia del castillo, debía servir para vigilar desde su alta posición el mar por el sur y el oeste, primordialmente, al igual que un par de siglos después serviría para ello la parte alta de la torre donde se asentó la sacristía del castillo, junto a la iglesia del mismo. Pero no fue la única fortificación en el castillo e iglesia en ese siglo y momento. Vemos como también en el segundo tercio del siglo XIV, la iglesia del castillo fue fortificada en su mitad sur, siendo su ábside sur y una parte de su ábside central (ambos dan hacia el mar) recrecidos y coronados por almenas.

Quizás el resto del castillo, medio abandonado a inicios del XV, bombardeo durante la guerra civil catalana de mediados de dicha centuria, abandonado luego y demolido en aras de la construcción de un nuevo y fuerte castillo a mediados del XVI sufriera así mismo mejoras en su fortificación en el siglo XIV (lo que es más que probable), pero ello no es posible saberlo hoy en día.

Como se señala en el libro sobre el castillo de Castelldefels de 2005 "Los elementos de carácter militar más viejos que conserva el conjunto [...del castillo y la iglesia...] actual son las almenas que coronan la absidiola sur (fig. 264) y el brazo del transepto del mismo lado, y la huella de otros que había en la mitad meridional del ábside mayor [...de la iglesia...]. La morfología y la posición de estos elementos y la excavación hecha a las cubiertas del templo indican el añadido de esta defensa en el segundo tercio del siglo XIV. Entonces, se sobrealzó el ábside mayor y el de mediodía que, de hecho, se convirtieron en torres, y este último adquirió el aspecto que ha conservado hasta ahora. Hay que añadir que, durante las últimas obras de restauración, se han descubierto sendas troneras para bombardas en el ábside sur y en la fachada meridional de la nave de la iglesia, que, como evidencian estos hallazgos, era parte importante del recinto defensivo. La arqueología también ha indicado que, debajo de las fachadas meridional y oriental del cuerpo R3 de la rectoría, hay sendos muros más antiguos, que formaban parte de un recinto avanzado del castillo, situado junto a la cabecera de la iglesia. Este recinto, que data también del segundo tercio del siglo XIV, se completaría, con las partes fortificadas del templo, así como con la torre T6 y sendas muros a levante y poniente, que conectaban (fig. 263). Estos vestigios, unidos a las noticias que se conocen a través de la documentación escrita, ponen de manifiesto que, durante los siglos XIV y XV, en la cima de la colina, hubo un castillo o casa fuerte rodeado de un recinto amurallado relativamente amplio, en el que la iglesia tenía parte activa. Sabemos que esta fortaleza, decantada hacia el bando realista, fue tomada por las tropas de la ciudad de Barcelona dos veces, en 1468 y el 1472, en el transcurso de la guerra de Juan II contra la Generalitat. Unos años antes, en 1439, los textos se hacen eco de que la casa se encontraba en condiciones deplorables"[33] (sobre la destrucción entonces del castillo durante la Guerra Civil Catalana ver este enlace).

UN CASTILLO A MEDIO DERRUMBARSE A INICIOS DE 1550
Ya hemos visto el ataque pirata a Castelldefels y Gavà de 1550 ... En aquellos momentos ni el castillo de Castelldefels ni el del Eramprunyà servían para defender a nadie. Estaban ambos muy dañados desde mediados del siglo anterior, fruto de los bombardeos recibidos durante los enfrentamientos de la Guerra Civil Catalana (1462-1472) entre los partidarios del rey Juan II y los del Consejo del Principado.
  • Como se sigue indicando en el libro de 2005 sobre los resultados de la investigación histórica y arqueológica sobre el conjunto patrimonial del castillo y de su iglesia, la Guerra Civil Catalana afectó en gran medida a Castelldefels. El barón de l'Eramprunyà, Jaume Marc, era favorable al rey mientras que las personas que vivían en la ciudad lo eran de la Generalitat. El castillo fue tomado por ambos bandos en momentos diferentes.
  • La primera en 1468, cuando se rindió a las tropas de la Generalitat tras dos disparos de bombarda y tres semanas de asedio. La defensa del castillo había sido encomendada a un capitán castellano llamado Diego de Castro.
  • La segunda, cuatro años después, el 24 de diciembre de 1472, cuando Jaume Marc, al frente de una pequeña tropa formada por catorce caballeros y setenta peones, recuperó el castillo de Castelldefels, que se encontraba 'defendido' por dos habitantes de la ciudad: Joanet Ferrer y Pere Savall. El castillo quedó muy mal, tras el asedio y la reconquista, y posiblemente también las masías de la ciudad. En 1490, un censo de la ciudad menciona catorce masías en lugar de la treintena contada en 1460. A partir de ese momento, las masías se fueron arreglando y restaurando lentamente[34].
El castillo parece ser que terminada la guerra se encontraba en un pésimo estado, al menos en cuanto a los elementos defensivos. Esta situación se hace evidente en una valoración del castillo realizada en 1489, poco después de la guerra, en la que se hace referencia al estado ruinoso de las paredes de la barbacana, así como la necesidad de reparación que tenían los muros y cubiertas de la casa.

Posteriormente, a principios del siglo XVI, el perímetro del recinto fortificado fue ensanchado hacia el este de la iglesia (en dirección a Barcelona) con un talud de tierras que debía ser un reforzamiento concebido como protección complementaria contra la artillería, ya que se recordaba como, durante la guerra civil catalana, el castillo había sido rendido a tiros de bombarda.

Sobre el mal estado del castillo, el mismo Barón de Eramprunyà indicaba en otro acta notarial, originalmente en latín, del 4 de marzo del mismo año 1550, justo tras los ataques, que debía reconstruirse pronto para contener los ataques corsarios «dado que el castillo de La Pruyama, situado en lo alto de la montaña, está todo derruido, y que el castillo de Castelldefels, situado sobre un montículo, casi no es habitable y no ofrece protección a los habitantes de las parroquias de Santa María de Castelldefels y Sant Pere de Gavà, ambas situadas en el litoral marino, y próximas a la infestación hostil de los fieles de la ortodoxia; y que yo, Hug Joan Fiveller de Palou, no tengo ninguna casa fuerte en dicha baronía, decreto hacer obras y ampliar dicho Castillo de Fels, para cubrir mis necesidades, de mi familia, y de los vasallos de la baronía»[35] (por lo de la «infestación hostil de los fieles de la ortodoxia» deben entenderse los ataques de corsarios musulmanes).

CONSTRUCCIÓN DEL CASTILLO DE PIEDRA ARENISCA ROJA
Parece que en aquel tiempo el barón de l'Eramprunyà, Hugo Juan Fiveller de Palou, no tenía su residencia fijada en la comarca y probablemente vivía más o menos tranquilo en Barcelona, ​​como sus antepasados. El estado de sus castillos, tanto el del Eramprunyà como el de Castelldefels no le debían animar a cruzar el Llobregat más que para gozar del cobro de sus rentas. El más o menos de la tranquilidad de su vida en la capital catalana es relativo, dado que por la misma época en que se reconstruyó el castillo de Castelldefels la ciudad condal tuvo que fortificarse también a mediados del siglo XVI por el lado del mar (ver la página 234 del enlace) a causa también del temor a las posibles incursiones musulmanas, tal como numerosas ciudades ya había padecido en la costa de Catalunya, desde Palamós al delta del Ebro, pasando por Castelldefels.

En cualquier caso, y dada la situación, el barón accedió a la reconstrucción del castillo de Castelldefels y decretó hacer obras y ampliarlo "para cubrir mis necesidades, las de mi familia, y las de los vasallos de la baronía"[36].

Eso sí, para reunir el dinero necesario para la construcción, tal como señala Josep Campmany: "el barón recurrió a sus vasallos de los actuales municipios de Gavà, Castelldefels, Begues y Sant Climent (...). La transacción se formalizó mediante un préstamo de 500 ducados que los habitantes de las villas mencionadas hicieron al barón, a cambio del perdón de las deudas y retrasos en los censos y otras prestaciones señoriales"[37].

Fruto de todo ello fue la construcción a inicios de la segunda mitad del siglo XVI, a partir del 1550, de la parte norte del castillo construido con piedras areniscas de color rojizo, que todavía hoy en día se conserva de pie, haciendo desaparecer completamente el anterior recinto fortificado medieval.

Aspecto hipotético del castillo de Castelldefels tras su reconstrucción de inicios de la segunda mitad del siglo XVI por el miedo a los ataques de piratas. La torre cuadrada junto al ábside en realidad es algo posterior, de 1588 (Ajuntament de Castelldefels/Diputació de Barcelona).

Muros del castillo del siglo XVI, de piedra arenisca rojiza del Garraf, tal como se ve en la actualidad, sin la torre norte (ya caída) y con unas almenas que fueron ubicadas en ese lugar en 1897. Las dos ventanas con arcos rebajados son del siglo XVIII (Ajuntament de Castelldefels)

El castillo fue completando sus defensas hasta finales del siglo XVI. Así, en el año 1590, una cuarta torre de base redonda se levantaba junto a la iglesia, completando el perímetro del castillo fortificado con cuatro torres.

Maqueta que se puede ver en el castillo de Castelldefels, con el aspecto que se supone tenía el mismo después de completar su reconstrucción con una gran torre de base redonda hacia 1590*, también se levantó una nueva torre de base cuadrada que aquí vemos en la parte exterior de los ábsides, su planta baja fue la sacristía, pero las dos superiores, sin comunicación con la planta baja, se dedicaron también a labores de vigilancia del tráfico marítimo. (Ajuntament de Castelldefels/Diputació de Barcelona)

También vemos como los dos pisos superiores de la torre adosada a la abisidiola oriental y al ábside de la iglesia a partir del año 1588 (época de construcción también de la torre de planta circular situada junto a la puerta de la iglesia y en la esquina sudoeste del castillo del siglo XVI), seguramente cumplieron así mismo con funciones de vigilancia y defensa en el siglo XVII, con el control de los movimientos de buques por el mar mientras se contaban los turnos de guardia, según parecen demostrar los grafitos hallados en el montante de la ventana de su fachada meridional[38]. Estos dos pisos, tal como ocurría en las torres de defensa de la ciudad, para estar más protegidos de ataques no tenían comunicación con la planta inferior, que, por otra parte, fue utilizada como sacristía de la iglesia.

La parte oeste del actual castillo construido con piedras blancas fue levantada posteriormente, más de un siglo más tarde.

Mapa de Nicolás de Credença, del año 1586, en el que se ve a la torre Barona (construida en 1583**), así como la nueva silueta del castillo de Castelldefels, fruto de la reconstrucción de 1550, con el refuerzo de la torre de base redonda que aún se ve al lado de la iglesia del castillo —aunque se dice que la misma se construyó en 1590—. (Javier Clemente/GREHIC)

SOBRE LOS BARCOS DE LOS SIGLOS XVI, XVII Y XVIII, CORSARIOS O NO
Ya hemos visto que se mencionan en un par de las crónicas de inicios del siglo XVII (la del 16 de septiembre de 1611 y la de diciembre de 1613) sobre los ataques piratas a Castelldefels embarcaciones como las saetías, galeotas, galeras, etc., que nos hablan de otros tiempos que, aunque lo parezcan, no son tan lejanos...

Éstas naves, junto con las fustas (fusta también en catalán), galeazas (galiassa, en catalán) o jabeques (xabec, en catalán) -y algunas otras, obviamente-, estuvieron entre las embarcaciones más usadas en el Mediterráneo para los enfrentamientos navales (más grandes o pequeños) entre fuerzas de diferente signo que se llevaron a cabo en los siglos XVI, XVII y XVIII, y, muy especialmente por los piratas y corsarios, aunque no hay que olvidar que también servían para el transporte comercial y otros fines.

Todas llevaban remos, como inicialmente los llevaron los bergantines en el Mediterráneo, hasta que para su uso en el Atlántico se los quitaron (como curiosidad, señalar que el nombre de bergantín deriva del gran uso de esta embarcación por la piratería medieval -brigante o bergante en castellano significa ladrón o bandido-). También las carabelas, dado su tamaño, tenían a veces para maniobrar algunos pocos remos largos.

Además de los remos llevaban velas, obviamente, que lo más normal era que fueran latinas (las triangulares), que se utilizaban normalmente para travesías por alta mar. Los remos habitualmente propulsaban la nave dentro y fuera de puerto, así como durante los combates o cuando no soplaba nada de aire.

El impulso para mover los barcos de vela no sucede sólo por el empuje del viento sobre las velas. Como se recordaba en la Wikipedia en junio de 2021 "Si así fuera los veleros serían muy poco maniobrables y sólo podrían navegar en la dirección del viento". Eso es precisamente lo que sucedía con la navegación por el Mediterráneo en el tiempo de uso de velas como las cuadradas u otras, o de una cierta tipología en general de aparejo en las naves, que no facilitaban su maniobrabilidad, y obligaba al uso de los remos cuando se requería una mayor precisión en las maniobras, como en los puertos o batallas, por ejemplo, así como para poder avanzar cuando el viento era desfavorable. "La aparición de nuevos aparejos con velas triangulares o trapezoidales unidas al palo por un solo borde (llamado gratil) permitió ampliar la capacidad de maniobra de los barcos al aprovechar otras fuerzas, que serían descritas por el físico Daniel Bernoulli en 1738".

El impulso de los remeros, por otro lado, no podía ser continuo a un ritmo que hiciera que la nave se moviera con algo de velocidad. He leído tiempos de media hora a una hora con fuerza. Y a partir de ahí, cada vez menos velocidad a más tiempo de remo.

Estos barcos de remos y velas, algunos de gran tamaño como galeazas o galeras, eran netamente diferentes de las carabelas (con una sola cubierta y un castillo elevado a popa -y cuya velocidad de navegación era de unos 8 nudos, es decir 15 km/h-), naos, fragatas (como las de los corsarios al servicio de la corona española que ocuparon en 1583 los puertos holandeses) o galeones. Estos barcos salen más habitualmente en las 'películas', y sólo eran impulsados por sus enormes y numerosas velas. Tenían unas bodegas más grandes generalmente y, si era necesario , una artillería más potente y a menudo mucho más numerosa. Estas embarcaciones estaban pensadas principalmente para la navegación por el Atlántico, aunque también navegaban por el Mediterráneo lógicamente.

Las galeras no eran muy maniobrables, al ser muy largas y poco anchas. Las mismas, al igual que otros barcos similares de menos tamaño, llevaban en el centro de la popa el llamado timón de roda (o rueda o a la bayonesa). Habitualmente se complementaba a cada lado de la popa con un timón latino o de caja, uno a babor y otro a estribor. Ambos se utilizaban especialmente para las maniobras más delicadas (en alta mar en trayectos largos no eran tan necesarios, y se usaba sólo el de roda), y servían para facilitar más cómodamente las entradas y salidas de los puertos, o para utilizarlos cuando la flota estaba dispuesta para una batalla con otros barcos más o menos cercanos o en pasos estrechos.

Su mantenimiento era caro. Remeros (aunque fueran esclavos), marineros, tropas... la cantidad de gente que iba en una galera era mucha. Según el tamaño, varios centenares de personas. Y luego el mantenimiento del barco en sí en condiciones en su día a día normal, y especialmente tras haber participado en algún combate. El capturar naves corsarias (o barcos enemigos) y repartirse su botín era un medio de financiar dicho mantenimiento.

Un ejemplo de lo anterior lo vemos en la exposición del Museo Marítimo de Barcelona (2023) sobre la Galera Real de Juan de Austria, una nave excepcional por su tamaño, pero que también nos puede ayudar para hacernos una idea. Leemos que la embarcación original tenía una eslora (longitud) de 60 m, una manga (anchura máxima) de 6,20 m y un puntal (altura ddesde el fondo del barco hasta la cubierta principal) de 2,08 m. Como se ve, poco espacio, lo justo para bodega y guardar alimentos y enseres marinos. Podía navegar a vela o con remos:
  • Para la navegación a vela, el barco arbolaba un palo mayor y un trinquete con una vela latina cada uno. La del palo mayor medía 22 metros y la del trinquete 15. Como dato curioso, la superficie total de ambas velas era de 691 m2 (565 m2 + 126 m2).
  • También podía ir propulsado por 59 remos -30 en un lado y sólo 29 en el otro (ya que en ese espacio estaba la cocina)-. Cada remo medía 14,5 metros de longitud y pesaba ¡180 kg!. Para bogar, cada remo necesitaba 4 remeros, de manera que se precisaba un total de 236 remeros para mover la embarcación con  el conjunto de remos (conocido como palamenta). Si a ellos les sumamos los marinos, soldados y oficiales, todos -salvo los más nobles- durmiendo, comiendo y viviendo todo el día sobre la cubierta durante semanas a veces, nos habla de lo duro que era ese tipo de vida. Más de 500 personas en la nave. Y luego, obviamente, las batallas sobre el barco con arcabuzazos, cañonazos y ataques con espada, lo que no era ninguna circunstancia menor en la vida de las personas que embarcaban.
También se indica en la exposición que había entre 15 y 25 toneladas de piedras repartidas por toda la embarcación. En total había un millar de proyectiles de artillería. El núcleo de la tropa se situaba sobre la arrumbada, que es como se conoce el corredor que tenían las galeras en la parte de proa a una y a otra banda, en el que se colocaban los soldados para hacer fuego. Se usaba para rechazar, asaltar y atacar a distancia con la artillería, y era el lugar ideal para enfrentarse con los enemigos en los abordajes de éstos. En la arrumbada también se encontraba la corulla (también conocida como pañol o compartimento) de proa en el que estaban los cañones de mayor tamaño apuntando al frente (sobre los laterales podían situarse pequeños cañones de tipo pedrero u otros, que no sé si llevaba la Real).

Así, leemos en los Dietarios de la Generalitat de Catalunya, por ejemplo, que el 2 de octubre de 1615, que una embajada enviada a Francisco Hurtado de Mendoza y Cárdenas, virrey de Cataluña (Lugarteniente General y Capitán General del principado y condados de Cataluña) y marquès de Almazán, le había indicado a éste que "Excel·lentíssim senyor: Los deputats del General de Cathalunya nos han ordenat vinguéssem a representar a vostra excel·lència, en resposta del que vostra excel·lència lo die de haïr los digué, que no·ls és estat possible servir a sa magestat en les galeres que ab sa real carta los demana per passar a Itàlia lo marquès de Vilafranca, per estar dites galeres per ara impossibilitadas de navegar per raó de sa gran pobresa, causada de no haver pogut continuar las presas de vexells de enemics, com havian fet en lo principi de aquest trienni, per haver tingut de assistir molts mesos fa a la real de Hespanya, que està en lo port de aquesta ciutat, sens haver-los donat lloc que fecen les presas podian fer; y, encara, de les que han fetas en campanya de las de Hespanya, no havent-se’ls dat la part se’ls devia; ajudant també molt a impossibilitar-las las nominacions encontradas se han fetes de general d’ellas, com ho tenen dits deputats representat a sa magestat perquè·ls tinga per excusats en no haver pogut acudir a son real servey, com desijan (...)»"[39].

Sobre algunos de los tipos de barcos de vela y remo del Mediterráneo que hemos visto antes, por lo que leemos:
  • Las galeazas fueron las embarcaciones re remo y velas de mayor tamaño en el siglo XVI. De origen veneciano, fueron adoptadas por otras marinas como la del rey de España. Pero eran poco maaniobrables y por su peso requerían un gran número de remeros lo que las hacía poco prácticas. Fueron las únicas que tenían la cubierta corrida, por lo que los remeros iban a cubierto, no como en las galeras, jabeques, fustas, galeotas, etc., en las que éstos iban a la intemperie.
  • En el siglo XVI y XVII, las galeras eran el tipo de embarcación de remos de gran tamaño más conocido por todas las marinas de guerra mediterráneas. Como barcos de guerra eran excelentes por la cantidad de tropas y artillería que podían llevar a bordo. También fueron usadas por corsarios turcos (almirantes) como los hermanos Barbarroja, que llegaron a tener en algún momento casi un centenar bajo sus órdenes y con las que atacaron puertos como el de Palamós o usaron en batallas como la de Preveza. Utilizadas desde la antigüedad clásica, se impulsaban principalmente por remos y ocasionalmente por el viento, gracias a su impulso sobre la vela o velas, muy grandes, que llevaban estos barcos. Tenía la galera una gran eslora (longitud) y muy poca manga (anchura), por lo que no eran muy maniobrables pesar de llevar habitualmente tres timones detrás (dos a los lados y uno central). Los bancos de remeros o galeotes (galiots, en catalán) se situaban sobre su única cubierta, al aire libre, por lo que iban a la intemperie, sin nada como techo en caso de tormenta o mala mar. No iban bajo ninguna cubierta, como sale en las películas como Ben Hur. Los remeros iban dispuestos simétricamente a ambos lados, y había un pasillo central un poco elevado, a modo de división en el eje de la galera, que se llamaba crujía (cossia, en catalán), que permitía ir de la popa en la proa caminando. En este paso se colocaba el cómitre o nostromo (hortator entre los romanos y còmit, en catalán) para vigilar y animar 'el remar de los galeotes. En el siglo XVI las galeras ya no llevaban espolón delante, como la antigüedad, dado el uso de artillería. Sus bodegas, al no tener demasiado cubierta la nave, eran escasas, y se encontraban en los espacios bajo cubierta situados sólo a proa o popa. Dado que allí a veces dormían algunos remeros, o la tripulación, no debía haber mucho espacio para prisioneros o botín de guerra normalmente. Y hablamos de las galeras, las naves más grandes. Todo esto era lógicamente menor en los casos de los barcos aún más pequeños. Su artillería estaba al frente, en el castillo de proa, o detrás, en el de popa, con sólo pequeños cañones a los lados, entre los remos, de tipo pedrero.
  • Los barcos preferidos por los piratas y corsarios eran por lo general más pequeños que las galeras, pero también más rápidos y maniobrables. Las galeras fueron usadas, y en gran número, por los hermanos Barbarroja, Turgut y otros, pero es dudoso que las tuvieran la mayoría de corsarios, dado su coste de mantenimiento y escasa maniobrabilidad. Si que disponían de ellas los señores de las grandes ciudades del norte de África para su enfrentamiento con las flotas genovesas, venecianas o española. Las saetías y las galeotas era unas embarcaciones de remos con velas latinas (triangulares), mucho más pequeñas normalmente que las galeras. Las saetías eran de mayor tonelaje que las galeotas y tenía dos o tres palos, mientras que las galeotas sólo disponían de una vela, aunque a veces llevaban dos. Las dos tenían entre diez y veinte remos por banda habitualmente, pero podían tener más. Llevaban un par de cañones a proa y a popa, y una decena de cañones de pequeño tamaño llamados pedreros a babor y estribor. Aunque se utilizaron mucho para el transporte de mercancías, gracias a su velocidad se convirtieron en los barcos piratas por excelencia.
  • Los jabeques eran también embarcaciones con velas latinas, con la que también se podía navegar a remo. Surgieron en el siglo XV, probablemente como barcos de pesca, y también fueron adoptados por los corsarios del norte de África, que incluso los usaron contra las costas de las islas británicas y Holanda.
  • Las fustas eran las embarcaciones más pequeñas. Estrechas, ligeras y rápidas, también se impulsaban mediante remos (tenían una decena o poco más bancos de remo a cada lado) o a vela (con un solo palo con una vela latina). Normalmente llevaban sólo dos o tres cañones a proa o popa.
Tenían una ventaja las galeras, galeotas o fustas sobre otras naves como las naos, y era el de su poco calado, que le permitía acercarse mucho a costas arenosas y desembarcar (y volverse a embarcarI más cerca de la costa. Ello hacía que las más pequeñas y maniobrables, fueran ideales para los ataques piratas del siglo XVI y XVII.

ARMAMENTO EN LA CATALUÑA DE LOS SIGLOS XVI Y XVII (TANTO EN TIERRA COMO EN MANOS CORSARIAS)
Según Espino (2003:58 nota 2) las principales armas "militares" en la segunda mitad del siglo XVI fueron:
  • «La pica llamada en la época la "Reina de las armas" por la nobleza de la que dotaba a su usuario- una lanza larga de 5,46 m. (su tamaño reglamentario), aunque será usual emplear un arma más corta, de apenas 4,20 metros.
  • El arcabuz arma de fuego portátil, media sobre un metro de longitud y su peso rondaba los siete kilogramos. Disparaba, mediante una mecha encendida que prendía una cazoleta con pólvora, una balade plomo de unos 22 gramos de peso que, habitualmente, era fundida por cada soldado. De ahí que los calibres fueran diferentes. El arcabucero portaba en una bandolera cerca de 700 gramos de pólvora, así como los demás componentes para sucesivos disparos. El arcabuz tenía un alcance de 200 metros, pero apenas era efectivo más allá de los 50.
  • El mosquete medía unos 126 centímetros de largo, pesaba entre 9 y 14 kilogramos y por ello se empleaba utilizando una horquilla para sostenerlo de hasta 147 centímetros de alto. De mayor potencia de fuego que el arcabuz, dado que disparaba balas de cerca de 58 gramos (dos onzas), la complejidad de su manejo hacía que cada disparollevase hasta 5 minutos de preparación, si bien a inicios del siglo XVII los holandeses lograron gracias al entrenamiento reducir este tiempo a dos minutos».
SOBRE SU ARTILLERÍA
Ya tenían artillería las naves en el siglo XVI. Sólo dos siglos antes, tenemos la primera noticia del uso de la misma en buques en el año 1359, en un enfrentamiento entre naves aragonesas y castellanas en el puerto de Barcelona (sale en la novela 'La Catedral el Mar'), pero el cañón como arma naval propiamente dicha apareció en el año 1372 cuando la escuadra castellana del almirante Ambrogio Boccanegra derrotó a la inglesa mandada por lord Pembroke.

Lo más habitual era que los barcos no llevaran en la Edad Media artillería fija, sino que la misma era montada en los barcos cuando la misma se requería. Por ello, la artillería marina era igual a la terrestre. Pero la situación cambia en el siglo XVI, cuando aparecen los primeros cañones para barcos pensados para ellos, sobre todo en el montaje de las cureñas, o armazón que sostenía el cañón (dotado de ruedas o correderas). La artillería era muy imprecisa en tierra y aún más en el mar, con el bamboleo del barco, dado que los tubos de los cañones no tenían un interior (ánima) realizado debidamente, y con una cierta holgura, dado que el calibre de las balas nunca se hacía de forma muy precisa. La posibilidad de apuntar y dar en el blanco no era excesiva si la nave o lugar al que se apuntaba no estaba relativamente o muy cerca.

En general, la ubicación de cañones, como los llamados culebrinas, era por su peso y tamaño en los castillos de proa o popa de las naves de remos en el Mediterráneo, con algunos cañones de menor tamaño entre los remos (sobre todo los cañones de borda giratorios, como los llamados pedreros, que procedían de las bombardas o 'truenos' medievales, así como los falconetes, que también se usaron en barcos en los siglos XVI y XVII). Los barcos atlánticos sí tenían cañones de gran tamaño a babor y estribor. Eso sí, la artillería no tenía gran precisión, y la posibilidad de dar en un blanco a media distancia era improbable. Tampoco la distancia que se alcanzaba con las piezas de menor tamaño era excesiva.

Tres bolas de cañón de hierro de diferentes calibres o diámetros y pesos -de izquierda a derecha: 12,5 cm y 7 kg; 6 cm y 950 gramos, y 3,5 cm y 250 gramos-, de época y procedencia desconocidas (colección del autor), están junto con un pen drive para apreciar su tamaño relativo. Supongo que deben ser de los siglos XVII o XVIII. La mayor pudo ser fabricada para un cañón o bombarda pequeño, como una culebrina o un mortero, y las otras dos para piezas de artillería terrestre de aún menor tamaño.

Bola de cañón de hierro, de 1,312 kg y 6,8 cm de diámetro (colección del autor)


Sobre los tipos de balas que usaba la artillería naval, las había de:
  • Piedra (llamadas bolaños), usados hasta el siglo XVI, y especialmente en el XV, tanto en mar como en tierra.
  • Bolas de hierro (cuyo uso se extiende en el siglo XVI y especialmente en el mar desde el XVII, hasta mediados del siglo XIX). En el mar se prefirió hasta el siglo XIX disparar con balas macizas de hierro, con tiros rectos o planos, mejor que con explosivas de tiros más curvos, aunque las mismas apenas infligían daños localizados en cascos de madera[40].
  • Balas o proyectiles explosivos (como el primero de ellos, el llamado cañón Paixhans a partir del segundo cuarto del siglo XIX, que fue la primera pieza de artillería naval que disparaba proyectiles explosivos con seguridad desde cañones de alta potencia y trayectoria plana). Balas explosivas en tierra ya se usaban antes, pero en general eran para armas como morteros u obuses, de tiro curvo y alto, y velocidad lenta, que en el mar eran poco útiles debido a su aún mayor falta de precisión que los cañones de balas macizas, que se agravaba con el movimiento del barco, por lo que se preferían armas de tiro recto o plano con bolas de hierro, que impactaban de forma más precisa contra los barcos enemigos.
El calibre de las balas o bolas viene dado por el diámetro interno del arma (cañón, pistola o fusil) que las disparaba, y se suele expresar en cm o en decimales de pulgada. Hasta el siglo XVII, la producción de cañones no se uniformizó, por lo que los calibres y pesos de la munición eran muy variados:

Piezas grandes

Piezas pequeñas

Piezas de trayectoria curva

Culebrina

Bombarda: de 20 a 30 cm de calibre.Pasavolante: de 7 a 8 cm de calibre.Mortero: de 9 a 16 cm de calibre.Culebrina: de 9 a16 cm de calibre.
Bombardeta: de 8 a 10 cm de calibre.Falconete: de 5 a 7 cm de calibre.Trabuquera: de 20 a 30 cm de calibre.Sacre: de 7 a 9 cm de calibre.

Cerbatana: de 5 a 7 cm de calibre.
Verso: de 4 a 5 cm de calibre.

Ribadoquin: de 2 a 5 cm de calibre.
Sacabuche: de 2 a 6 cm de calibre.

Esmeril: de 4 a 5 cm de calibre.

 

 

Más información en este enlace (del que hemos copiado el cuadro anterior).

FOTOS DEL MUSEO DEL ARCHIVO HISTÓRICO MILITAR DE VALENCIA

Falconete siglos XV-XVI de hierro forjado para barcos, disparaba proyectiles también de hierro forjado o de piedra -bolaños-. (foto Alfonso López Borgoñoz)

(debajo) Cañón pedrero de 16 cm de calibre, de 1679, de hierro (foto Alfonso López Borgoñoz)




VIDA DE PIRATAS Y CORSARIOS: UNA VIDA TAN MISERABLE COMO LA DE LA MAYORÍA DE LA GENTE ASALTADA
La vida de los corsarios en barcos más o menos pequeños, sin camarotes, durmiendo en cubierta durante todo el tiempo que duraban las incursiones contra la costa mediterránea española o italiana (la francesa durante el siglo XVI era aliada). Por ello la mayoría de las navegaciones se hacían cuando se acercaba el buen tiempo y hasta mediados de otoño (lo que no excluye que hubiera ataques en invierno, como hemos visto paso en Castelldefels).

CORSARIOS BERBERISCOS Y UNA RED DE TORRES DE VIGILANCIA Y DEFENSA, DESDE COLLIURE A AYAMONTE
Al mismo tiempo que se reconstruía el castillo por el miedo a los ataques de los piratas, también por la misma razón tenía lugar durante la segunda mitad del siglo XVI la construcción por todo el pueblo de Castelldefels de diferentes torres de vigilancia siguiendo las instrucciones del rey Felipe II, así como, sobre todo, por la propia conveniencia, ganas de vivir y de proteger sus bienes particulares de los propietarios de las casas.

Entre las grandes obras de Felipe II, Lorenzo Vander Hammen y León recordaba el entramado de torres de defensa y vigilancia «que ay desde Colibre Hasta Ayamonte para el aviso en toda la costa» y añadió que, del mismo modo, «cercó los Reynos de Nápoles y Sicilia»[41] con torres, especialmente a partir de 1575[42].

Tras la batalla de Lepanto, el rey se decidió a priorizar de forma aún más clara la defensa de sus posesiones en la costa del Mediterráneo mediante un amplio sistema de pequeñas fortificaciones (que eran financiadas por particulares o autoridades locales), que no pagando de su hacienda decenas, decenas y decenas de barcos de guerra y carísimas batallas navales sin fin en el norte de África o en el Mediterráneo oriental, dados los problemas económicos que a la corona española le representaba mantener todo su imperio (a pesar de los beneficios que llegaban desde América).

Estas torres que se extendían por todo el litoral mediterráneo, y que muchas ya habían sido construidas en el tiempo del padre de Felipe II, Carlos I (y en este caso, y en la parte de Cataluña, preocupado también por los ataques de los corsarios franceses, a menudo aliados de los turcos[43]), se levantaron para ser parte de un sistema de vigilancia que debía servir para avisar de los ataques del ejército turco, de los corsarios o de los piratas, y facilitar la huida y protección de las personas, así como para que pudieran intervenir gentes armadas del territorio, como los somatenes (milicias armadas de gente de los pueblos o ciudades)[44], o de las fortalezas y ciudades cercanas.

Para avisar de la presencia enemiga, en las torres se encendían hogueras por la noche o se hacían humaredas durante el día, un sistema que los cristianos habían tomado de los musulmanes, pero al que también ya se refería Plinio al hablar de las torres que Aníbal levantó en las costas españolas y africanas, que avisaban del peligro también mediante el fuego[45].


De las diez torres (Torre Barona, Torre de Sant Salvador a Can Vinyes, Torre Fael, Torre de Can Valls de la Muntanyeta, Torre de Can Roca de Baix, Torre de Can Gomar, Torre d'Antoni Janer, Torre de Cal Moliner, Torre de Climent Savall y Torre de Gabriel Folcher) edificadas en Castelldefels en el siglo XVI[46], una de ellas, la llamada torre Barona (llamada así dado que su propietario era el barón de Eramprunyà), fue levantada en 1583, y estaba aislada, muy fortificada y se hallaba situada en el punto alto más cercano al mar de Castelldefels en aquel momento, y en el último cerro situado antes de que se iniciaran las montañas de las costas de Garraf (en aquella época, aproximadamente, el mar llegaba —por la parte de El Poal y Bellamar— hasta cerca de la Cova Fumada y por la actual C-245/C-246). La torre dispuso de un cañón (al menos en los siglos XVIII y XIX) para la defensa de la costa, pero no sabemos si el resto de las torres de la ciudad también tenían uno. Una historia sobre este cañón ya la publicamos hace años en esta sección[47]. Desde el castillo de Castelldefels y desde muchas torres de la ciudad era posible ver la torre barona a simple vista, y, por tanto, se podía avisar desde ella con facilidad en caso de peligro.

Imagen actual de la torre Barona, en la que se ve tras ella la cercanía de la playa. (ALB)

Planos de la Torre Barona en la Biblioteca Virtual de Defensa

Vista directa de la Torre Barona (en el círculo rojo) y de la Torre de Can Valls desde el Castillo en 1920

Las otras nueve torres (diez si contamos también con la levantada junto a la ahora conocida como Can Rosés, en Gavà, que responde a los mismos criterios y es muy similar), eran un poco anteriores probablemente a la torre Barona, y, a falta de más datos, se pueden fechar en su mayoría en las inmediaciones de 1560 o algunos pocos años después[48]. Fueron levantadas junto a diferentes masías que estaban en el llamado ahora Poble Vell (Pueblo Viejo), o en sus alrededores, a los pies del castillo (entre el mismo y el mar). La excepción a esta ubicación cerca del castillo fueron las torres junto a las masías de Can Vinyes —en el actual barrio de Bellamar[49]— y la de la torre Fael —en el actual barrio de Montemar[50]—.

Torre de Cal Moliner. (ALB)
Torre d'Antoni Janer. (ALB)

Torre de Can Roca de Baix. (ALB)

Torre de Gabriel Folcher. (ALB)

Todas ellas fueron edificadas con el fin de servir para la defensa de las personas que vivían en las masías. No se construyó ninguna junto a las situadas un poco más hacia la parte de montaña del municipio (como en la zona del actual barrio de Vista-Alegre)[51]. El sistema de defensa de las torres, mediante un puente levadizo que las aislaba en caso de necesidad de las masías y sin conexión con la planta baja, ya fue tratada en un número anterior de esta sección hace unos años.

La construcción de las torres fue pagada por las familias propietarias de cada masía. Este sistema de pagar los castelldefelenses (o los habitantes de Gavà) por defender su vida y bienes, que ya vimos en el momento de reconstruir el castillo con su dinero, se utilizó asimismo en el momento de levantar la torre Barona, cuando también fue pagada por los vecinos. Así, el 13 de marzo de 1583 el barón cobró 750 libras a los ciudadanos de Castelldefels, y el 29 de junio del mismo año 700 libras más a los de Gavà, a pesar de que por el nombre de torre Barona ya se ve que el propietario era el barón y no los que la habían pagado.

UNOS PIRATAS Y CORSARIOS QUE NO ERAN PIRATAS (AL MENOS, DEL TODO), AUNQUE SÍ CORSARIOS
¿Quiénes eran los piratas que atacaron Castelldefels y Gavà? No lo sabemos. El siglo XVI fue un tiempo de guerra en el Mediterráneo entre la corona española y el imperio otomano, como vimos en esta misma sección hace tres meses. Había poderosos corsarios bajo las órdenes turcas, que eran también almirantes de su flota, como los hermanos Barbarroja, Aruj (Mitilene, c. 1474- Tlemcen, 1518) y Khayr-ad-Din Barbarroja (Mitilene, 1466 o 1478, según las fuentes - Estambul, 4 de julio de 1546), que dominaron el Mediterráneo, en guerra constante contra la corona española, hasta su muerte.

Tanto a Carlos I como a Felipe II les preocupó durante un tiempo más el peligro que suponía la armada otomana, sobre todo por sus alianzas con los franceses, que los ataques piratas en sí, pese a lo que estos interferían en el comercio y en las comunicaciones.

Incluso hubo preocupación por una posible incursión por tierra en la península Ibérica desde el norte de África: aunque a inicios del siglo XVI no había una especial sensación de que hubiera un peligro inmediato de invasión desde el Magreb, con el tiempo esto cambió, especialmente en el sur en los años siguientes a 1568, cuando después de la rebelión de los moriscos de Granada aumentaron los temores a un posible ataque otomano o a una invasión desde la Berbería[52]. De hecho, las costas del sur y este peninsulares se vieran constantemente atacadas por piratas y corsarios, y fue necesario adaptarlas a esa realidad mediante toda una serie de fortificaciones (como también vemos que pasó en Castelldefels).

Pero, además, en la primera mitad del siglo XVI el miedo también aumentó en función de los cambios que se produjeron en el norte de África, al unirse dos enemigos hasta entonces a menudo divididos, como eran la piratería berberisca y el imperio otomano.

Batalla de Préveza (1538) entre la flota española (y sus aliados), mandada por Andrea Doria y la flota otomana mandada por Khayr-ad-din Barbarroja, en la que participó Dragut. (Wikipedia/Cuadro de Ohannes Umeda Behzad en el Museo Naval de Estambul)

Y es poco después de ese momento, a mediados de siglo, el tiempo del corsario (y almirante) turco Turgut Reis (1514–1565), mucho más conocido como Dragut[53]. Un periodo lleno de razzias, especialmente cuando mejoraba el tiempo entre dos inviernos, tanto contra el norte de África, como contra la costa mediterránea de la península Ibérica, las islas Baleares o el mar Tirreno.

Estatua de Turgut Reis bajo el Palacio de Topkapi, en Estambul. (Wikipedia)

Turgut, tras la muerte en julio de 1546 de Khayr-ad-Din Barbarroja, con el que tanto había combatido en contra de los intereses hispanos, se había convertido de hecho en el comandante de las fuerzas navales otomanas en el Mediterráneo. En 1548, fue nombrado Beylerbeyi (gobernador) de Argelia y el 30 de abril del año 1551 entró oficialmente al servicio del sultán Soliman I el magnífico y obtuvo el título Sanjak-bey (señor del estandarte)[54] de Trípoli.

Y fue en esas circunstancias cuando se produjo el posible ataque en el otoño de 1549 o invierno de 1549 a 1550 a la costa de Castelldefels y Gavà. ¿Fue Turgut Reis el capitán que dirigió el ataque? ¿Se pudo acercar Dragut o algún barco de su flota a las playas del Delta del Llobregat antes de dicha fecha? ¿Serían, a pesar de todo, barcos de su flota los que atemorizaron a los vecinos de Castelldefels y Gavà? No lo sabemos, pero no es probable. De haber sido él, habría constancia seguro de su aproximación a Barcelona.

Siendo Beylerbeyi (gobernador en jefe) de la llamada Regencia de Argel, que controlaba el norte de la Argelia controlada por los otomanos, en mayo de 1549 zarpó con 21 galeras para atacar la costa de la Liguria, región que rodea Génova, una ciudad con una fuerte armada, rival de la de Turgut, en el norte de la actual Italia. Así, en julio asaltó la ciudad de Rapallo, reabasteciendo posteriormente sus barcos con agua y otros suministros, y tras ello fue a Portofino y luego a San Remo, ambas en la Liguria también, desembarcando en el puerto de la primera ciudad y capturando en la segunda una galera de Barcelona que se dirigía a Nápoles. Luego se encaminó primero hacia Córcega y luego hacia Calabria, asaltando la ciudad de Palmi. No vemos mucho hueco ni sentido para su flota que ese otoño e invierno volviera a navegar hacia Cataluña. Debió estar en puerto, con el mantenimiento de las naves y el descanso de sus marinería[54b].

Luego, a finales del invierno de 1550, entre febrero y marzo no hubiera sido posible que se acercara, ya que sabemos que Dragut estaba en guerra en Túnez en ese mismo mes de febrero: navegando con 36 galeras, tomó en la costa de la actual Túnez las ciudades de Mahdia, Monastir y Susa, entre otras[55].

Y, finalmente, a partir del mes de mayo de 1550, los ataques en ese año contra la costa hispana llevaron su marca. A mediados de dicho mes Turgut y su flota (de un tamaño diferente en cada fuente consultada, pero muy grande, en cualquier caso) se dirigió hacia la costa española, llegando primero a Benalmádena (Málaga) y el 20 de mayo al cabo de Gata. El 24 desembarcaba en las playas de Alicante con 27 barcos (sin lograr vencer las defensas de Benissa) y al día siguiente asaltaba la ciudad de Cullera (Valencia) y conseguía un importante botín en bienes y cautivos[56]. Y el 27 llegaba a Ibiza, atacando la noche del 31 a la población mallorquina de Pollença, desde donde marchó a Cabrera al día siguiente y, después, a Cerdeña, donde asedió la ciudad de Bonifacio sin mucho éxito. En junio de 1550, atacó y saqueó la ciudad de Rapallo (cerca de Génova, ciudad de su gran enemigo Andrea Doria) por tercera vez. Luego navegó hacia el mar Tirreno y hacia el comienzo de julio desembarcaba en las costas occidentales de Cerdeña. Finalmente, el 19 de julio desembarcaba en Barenys, cerca de Salou, devastando la ciudad[57], antes de regresar a Djerba, donde se enteró de que Andrea Doria y Claude de la Sengle, de la Orden de Malta y aliados del rey de España, habían estado atacando Mahdia y Túnez desde junio. Tras reunir nuevas fuerzas, marchó sobre Mahdia para ayudar a la resistencia local. No tuvo éxito y regresó a Djerba con sus tropas. En septiembre de 1550, Mahdia se rindió a la fuerza conjunta hispano-genovesa-maltesa. Mientras tanto, Turgut Reis estaba reparando sus barcos en la playa de Djerba…

Estatua dedicada a Turgut Reis en su ciudad de nacimiento en Turquía, que ahora recibe el nombre del almirante turco Turgutreis. (Wikipedia)

Su historia, aventuras y batallas navales y en tierra continuaron a un ritmo similar hasta su muerte, en 1565, tras la cual le “sucedió” de alguna manera en su control del Mediterráneo occidental el corsario, de origen calabrés, Otxalí (Uluj Ali, 1520-1587), uno de sus fieles.

En recuerdo de los ataques piratas del siglo XVI, el 14 de agosto de 2012 se bautizaban dos nuevos gigantes en Castelldefels: los temidos piratas Dragut y Otxalí. (Ramon Josa)

DEL MIEDO EN LA PLAYA A DISFRUTAR DE LAS MISMAS
El miedo y desconfianza a lo que podía llegar desde el mar, duró en Castelldefels al menos hasta los inicios del siglo XVIII. Sabemos que el 13 de enero de 1715, después de varias décadas de una cierta tranquilidad por la zona, hubo un abordaje ante el pueblo del Garraf, que significó la destrucción de una barca mercante[58].

También que en el año 1717, tal como recuerda Jorge Navarro, entre los acuerdos que se toman con motivo de la fundación de la Cofradía de Santa María de la Salud, tras la visita del obispo con motivo de la nueva capilla abierta en la iglesia del castillo dedicada a dicha virgen, figura el de la manera como pagar los rescates en caso de que alguno de los miembros de la cofradía fuera secuestrado por los piratas. Incluso a la imagen de la virgen ubicada allí un año antes, se la nombró "conservadora de la salut i auxiliadora dels malalts, protectora de les collites, dels navegants i de les parteres, i defensora dels lladres". Es decir, de todos los problemas que en aquellos momentos vivían los vecinos de la ciudad[59].

Sin embargo, el temor, sin duda, había ido disminuyendo a finales del siglo XVII. Los ataques ya eran muy raros en la zona desde hacía casi cincuenta años.

EL CASTILLO: DE RECINTO MILITAR A RESIDENCIA NOBLE
Con las reformas de finales del siglo XVII e inicios del siglo XVIII en el castillo y en su iglesia vemos que el antiguo recinto militar rojizo se había ido convirtiendo poco a poco en una residencia noble, como escribía Alberto López Mullor[60].

Así, se observa como a lo largo del siglo XVII también disminuye el tamaño del patio de armas y no se rehacen ya las dos torres defensivas situadas al norte, que se irán derrumbando paulatinamente hasta su desaparición tal vez en el siglo XIX.

Y así mismo contemplamos como en esa nueva parte nueva residencial de la ampliación del castillo se abren muchas ventanas con arcos rebajados o carpaneles, la mayoría de gran tamaño (como las de la Sala Magna o comedor, pero también como las dos nuevas ventanas abiertas con marcos blancos en el rojo muro occidental del XVI), que son muy diferentes en su intención (en absoluto ya defensivo) de las muy pequeñas ventanas rojas exteriores con arcos conopiales del siglo XVI.

El castillo tal como se ve en la actualidad con sus muros rojos del siglo XVI (cuerpo A, a la izquierda) y sus muros blanquinosos del XVIII (cuerpo B, a la derecha). (Ajuntament de Castelldefels)

SIN EMBARGO, UN CIERTO MIEDO CONTINUABA...
Esto no quita que, por un mínimo sentido de la precaución, en un castillo que no tenía la protección de ningún tipo de muralla externa (excepto una muy baja en el noroeste o en el entorno de la iglesia[61]), en 1734 se reforzara su parte exterior con una torre barbacana de base redonda que se situaba en la esquina occidental del nuevo edificio de calizas blancas, así como también se construía probablemente la pequeña garita junto a los actuales aseos.

Otra muestra de ese temor que aún se vivía en la ciudad, es que, con motivo de la construcción de la capilla de la Virgen de la Salud, en 1717 se constituía en Castelldefels una cofradía dedicada a dicha virgen, una de cuyas finalidades era todavía el rescate de posibles cautivos de los ‘piratas moros’[62]. Asimismo, la construcción de esta capilla a inicios del XVIII se realizó con unos muros reforzados, lo que implicó un cierto fortalecimiento de las defensas de la esquina meridional del castillo[63].

Sin embargo, existe la impresión de que las defensas del siglo XVIII priorizaron la protección del castillo de los peligros que podían llegar a través del camino que bordeaba el litoral de las costas del Garraf[64] o del mismo macizo.

Sin duda, no olvidaron los riesgos que podían llegar por mar, aunque ya no con la enorme preocupación que los barones y la población tuvieron siglos atrás. De hecho, hicieron de dicho castillo una residencia más acogedora en la que la familia de los propietarios debió pasar algunas temporadas. Y en algún caso incluso se quisieron enterrar entre sus paredes en los inicios del siglo XIX, como fue el deseo del barón Bernat de Garma, que dejó escrito en su testamento, redactado el 23 de febrero del año 1805, que: «y después sea llevado mi cuerpo para darle sepultura en la Yglesia Parroquial de Santa María de Castelldefels, teniéndome tres días de cuerpo presente en el Salón del Castillo, y que se me entierre en la Lutgeta, o pórtico de entrar antes en dicha Yglesia, dejando a la elección de mis Albaceas dicho entierro, advirtiéndoles que sea sin pompa ni vanidad; Construyendo una sepultura en el parage mencionado, sin otra memoria que la de una loza de ocho palmos en quadro, y escrito en ella Ecce Sinis; Ecce pulvis; Ecce Nihil con el dia y año de mi fallecimiento, y la cifra que vá aquí notada á la margen debaxo de esta: Anima ejius requiescat in pace. Amen»[65].

Las actividades de corso en el mar Mediterráneo fueron abolidas en la mayoría de estados de la Europa y de la África de aquel momento, en el Congreso de París del 16 de abril de 1856, donde tuvo lugar la llamada Declaración de París, sobre derecho marítimo europeo en tiempos de guerra, cuyo objetivo principal, en realidad, fue el tratar el tema de los corsarios.. La declaración resultante del congreso no fue firmada por muchos países, pero fue generalmente considerada como Ley Internacional válida.

Lo de disfrutar de las playas, como tales, fue ya algo que finalmente sucedió un siglo después de la muerte de Bernat de Garma, a inicios del siglo XX...

Pero eso es ya otra historia.

NOTAS Y BIBLIOGRAFÍA
Notas en imágenes
[*] Alberto López Mullor “El Castell i les torres” pág. 26. Ayuntamiento de Castelldefels. 2000.
[**] Alberto López Mullor “El Castell i les torres” pág. 49 y 80. Ayuntamiento de Castelldefels. 2000.
Notas del texto

Notas en texto
[1] Campmany, 1998: 51 y 52 (y extraído del Archivo Histórico de Protocolos Notariales de Barcelona, notario Jeroni Mollet, Repertorium 21, 1549-1550, de 23 de febrero del 1550, así como del Repertorium 22, 1550, de 24 de febrero y de 4 de marzo de 1550). Ver también sobre este tema de los ataques de la piratería en las costas de la baronía de l'Eramprunyà en el siglo XVI i XVII el texto de Campmany, 1999.
[2] A la que hemos tenido acceso gracia s la enorme amabilidad de Josep Campmany i Guillot.
[3] Traducción al castellano del texto original en latín: «attendentes in quadam dictum castrum fidelium fuisse diructurm et solo postratum itaque iamdie est inhabitatum et proterea nostec nonnullos alios vassallos dicte baronie qui circa littus maris habitamus sustinere precique tempore statis plura damna propter nonnullos piratas intantumquod aliquando relictis domibus cum uxoribusfiliis et familia au fugimus erga montes dicte baronie quod si dictorum castrum habitabile foret hoc evitaretur tum quia dicti pirate nequadam accederunt ad dictus littus nec saltem terram nec poteret tum quia possemus confugere ad dictum castrum» (Arxiu Històric de Protocols Notarials de Barcelona. Notari Jeroni Mollet, Repertorium 21, 1550, 23-II-1550). Mi traducción debe mucho al texto que se transcribe en catalán en Campmany, 1999.
[4] Había sido destruido per les tropas de la Generalitat durante la guerra civil del 1469-1472.
[5] Traducido al castellano desde el original en catalán Codina, 1989: vol. II, p. 18.
[5b] En el Dietari del Antich Consell Barceloní, 1892: 24 y 273 del Vol. II, se lee que del miércoles 8 de noviembre de 1447 y el domingo 11 de septiembre de 1457, el caballero Luis March recibió cartas del Consell de Cent en el castillo de Castelldefels.
[6] Campmany, 1998: 45 y 46.
[7] La fecha de 1830, que es cuando Francia ocupó Argel, parece cerrar toda esta época. Cincuenta años antes España y Turquía ya habían firmado acuerdos comerciales (Feijoo, 2003: 398-404).
[8] Entendemos como actos de piratería el abordaje de barcos desde otros barcos en el mar o los ataques a poblaciones costeras desde el mar para robar y retener personas como cautivas, siendo los corsarios los que tenían un permiso expreso de un gobierno para hacerlo siempre que fuera contra naves (o intereses en la costa) de países enemigos.
[9] Un caso curioso es el de Pedro Ximénez de Urrea, el arzobispo pirata (Cobos, 2003).
[10] Campmany, 1998.
[11] Se puede saber más sobre los ataques a la costa del Baix Llobregat y del Garraf desde el siglo XV en los trabajos de Campmany, 1998 y 1999.
[11] Campmany, 1998: 53 y 54.
[12] Colomar Ferrer, 2016: 198.
[13] Colomar Ferrer, 2016: 146.
[14] Dietari de l’Antic Consell Barceloní, vol. IX, p. 46 y 47 -ver original en https://archive.org/details/manualdenovellsa09barc y versión en PDF en https://ia902605.us.archive.org/9/items/manualdenovellsa09barc/manualdenovellsa09barc.pdf (citado en Campmany, 1999: 24).
[15] Embarcación latina de tres palos y una sola cubierta, más pequeña que un barco como el jabeque, pero mayor que la galeota, que servía para los corsarios y para el transporte de mercancías.
[16] Colomar Ferrer, 2016: 198 y 321 (de AHCB, Consell de Cent, Lletres comunes originals 1B. X-61 03-I-1612 a 14-XII-1613) f. 207R (2 de desembre de 1613).
[17] Dietari de la Generalitat de Catalunya -DGC-, vol. IV, 1615, pág. 712.
[18] Dietari de la Generalitat de Catalunya -DGC-, vol. IV, 1611, pág. 217.
[19] Campmany, 1999: 24, que lo cita de la publicacion de J. M. Casas Homs (1975) "Dietari de Jeroni Pujades", Barcelona, vol III (1620-1625), p. 98. Los dietarios de Jeroni Pujades se pueden encontrar por volúmenes en https://raco.cat/index.php/MemoriasRABL/issue/archive y específicamente el PDF del año 1622 en la web https://raco.cat/index.php/MemoriasRABL/article/view/204517.
[20] Rovira y Sanet, 2014: 84 y Colomar Ferrer, 2016: 210, 217 y 330, que lo sacan de AHT, Fons Municipal de Tarragona, Consulatus et consilii civitatis Tarracone (1620-1621), sign. 160 f. 28r (17 de agosto de 1620).
[21]
[22] Navarro Pérez, 1991: 30; y Colomar Ferrer, 2016: 151, 200, 215 y 338.
[23] Dietari de Jeroni Pujades, IV, agost 1626 pág. 66. El duque de Cardona era el virrey en Cataluña y tuvo un papel importante en la lucha contra el bandolerismo rural que asolaba la zona (Navarro, 1991: 30). «Las galeras de Genova aquella nit se n'anaren a la volta de Castelldefels y lo endemà doblaren a la volta de llevant per a portar-se a Palamós, y al passar devant de Mataró los tiraren dos tirs de artillería ab pillotas» (Dietari de Jeroni Pujades III, julio 1624 pág. 177).
[24] Campmany, 1998: 75 y 76.
[25] Memorial presentat en 1669 a la Reina Marianna d’Àustria per la Universitat de Sitges del pare Fra Àngel Vidal, reproduït a J. Carbonell, Sitges la Reial, Sitges 1965, p. 31 (recogido en Josep Campmany, 1999. 24).
[26] Que la barca se llamara con ese nombre, que es el día de la victoria en la batalla de Lepanto de las tropas mandadas por Juan de Austria un siglo y medio antes, tal vez nos indique que aún se quería usar dicho nombre como elemento protector ante posibles ataques piratas.
[27] J. M. Pons i Guri "El llondró del patró Pruna", article a Vida Parroquial, Arenys de Mar, citat per F. Malagelada, L’antic camí de les costes de Garraf i el seu entorn, Sitges 1985, p. 34. (recogido en Josep Campmany, 1999: 24)
[28] La esclavitud de árabes no fue tampoco un fenómeno extraño ni en la España, ni en la Cataluña, ni en la comarca del Baix Llobregat de la época. Por lo que respecta al Baix Llobregat, hay constancia de la venta en el año 1387 por una suma elevada de una esclava ‘mora’ de su propiedad por Arnau Duran, un payés del Prat de Llobregat. Según se indica en la página web “Puzzle de la Historia: El Prat de Llobregat” (http://www.puzzledelahistoria.com/?cat=2660&paged=3#, leída el 3 de abril de 2018): “Es un caso que no será el único: la esclavitud en el Delta durará por más de un siglo, hasta principios del siglo XVI. Dominará en este tráfico el género masculino ya que los esclavos trabajarán como mozos en las masías hasta que sean sustituidos más tarde por la gran inmigración francesa u occitana que será una mano de obra mucho más barata para el payés. Se calcula que hay un esclavo por cada tres o cuatro masías”. Y de hecho el negocio de la esclavitud, con personas que eran apresadas en África y que fueron transportadas a América, fue muy productivo para muchos catalanes (y españoles), hasta su prohibición en el siglo XIX. Curiosamente, dicho proceso de esclavitud de personas de procedencia subsahariana hacia América fue en alguna medida lo que incentivó la captura de esclavos en la Europa de aquellos siglos, ante la necesidad de cubrir la demanda que había de los mismos en el norte de África y en Oriente Medio.
[29] Davis, 2004 y Carroll, 2004.
[30] Feijoo, 2003: 184-185.
[31] Campmany, 1998: 67 a 72.
[32] Dietaris de la Generalitat de Catalunya, Vol. V pàg. 1258.
[33] López Mullor, Estany Morros y Lacuesta, 2005: 96 y 97.
[34] Pancorbo Picó y López Mullor, 2014.
[35] Traducción al castellano de la traducción al catalán del texto original en latín del acta del Arxiu Històric de Protocols Notarials de Barcelona. Notari Jeroni Mollet, Repertorium 22, 1550, 4-III-1550, que se transcribe en Campmany, 1999.
[36] Traducción al castellano de la traducción al catalán del texto original en latín que se transcribe en Campmany, 1999.
[37] Traducido al castellano del original en catalán de Campmany, 1999.
[38] López Mullor, Estany Morros y Lacuesta, 2005: 54.
[39] Dietari de la Generalitat de Catalunya -DGC-, vol. IV, 1615, pág. 215.
[40] O'Connell, 1989: 193.
[41] Van der Hammen y León, 1632.
[42] Feijoo, 2003: 119.
[43] López Mullor, 2000: 45.
[44] Campmany, 1998: 47 a 50.
[45] Cámara, 1990: 55-86 y 1991: 53-94. Feijoo, 2003: 119 y 304-309.
[46] Además de las del castillo en sí, hay dos torres más aisladas, sin relación con masías, construidas con la base redonda en la primera mitad del siglo XIV probablemente (tal vez entre 1330 y 1360 —López Mullor, 2000: 51—), son las llamadas torre Moruna (cerca de la torre Barona), la llamada ‘torre de Guaita’ (vigilancia), ante la actual puerta del recinto del Castillo. También hay del mismo tiempo una tercera torre situada cerca de la puerta de la iglesia del castillo, al sureste, ligada a las fortificaciones del castillo e iglesia en la Edad Media.
[47] Sobre la torre Barona ver Campmany, 1998: 99 a 104 y sobre el hecho del cañón en el siglo XIX ver Campmany, 1998: 105 a 106.
[48] De base cuadrangular están las torres de Gabriel Savall (1558) —es mencionada por primera vez en un texto la masía de Cal Tivalla, que estaba junto a esta torre, en 1127—, de Antoni Janer (1558) —es mencionada por primera vez en un texto la masía de Cal Garrofer, que estaba junto a esta torre, en 1497—, de Gabriel Folcher (1560) —es mencionada por primera vez en un texto la masía de Cal Queco, que estaba junto a esta torre, en 1365—, de Cal Moliner —masía mencionada por primera vez en un texto en 1427—, de Can Roca de Baix —masía mencionada por primera vez en un texto en 1427—, de Can Valls de la Muntanyeta —masía mencionada por primera vez en un texto en 1181—, Fael —masía mencionada por primera vez en un texto en 1391—, Can Vinyes —masía mencionada por primera vez en un texto en 1256— y de base redonda la torre de Can Gomar —masía mencionada por primera vez en un texto en 1460— (López Mullor, 2000: 48-51) —y la ya dicha torre Barona, sin masía cerca y de base redonda—.
[48] Una galeota era una galera de un tamaño no muy grande, con sólo dos palos y con entre 16 a 20 remos por banda (y con un sólo hombre en cada remo), provista con algunos cañones de un tamaño menor.
[48b] Dietari de la Generalitat de Catalunya -DGC-, vol. IV, 1611, pág. 217.
[49] Masía anterior a la torre, mencionada por primera vez en el año 1256.
[50] Cuya masía, también anterior a la torre, la vemos mencionada por primera vez en el año 1391.
[51] Como Can Jover (mencionada por primera vez en un texto en 1329), Can Roca de Dalt (mencionada por primera vez en un texto en 1460), Cal Tiesso (mencionada por primera vez en un texto en 1553), Can Vinader (mencionada por primera vez en un texto en 1427), Ca la Seca (mencionada por primera vez en un texto en 1427), Can Llopart (mencionada por primera vez en un texto en 1390), Can Mersó (mencionada por primera vez en un texto en 1502), Ca n’Orbat (mencionada por primera vez en un texto en 1184), Cal Ganxo (mencionada por primera vez en un texto en 1632), Cal Gall (mencionada por primera vez en un texto en 1699) o Ca N’Eimeric (mencionada por primera vez en un texto en 1391) —sobre estas masías de Castelldefels ver Campmany, López i Mullor, Puigdemont i Vinyals, Sanz ¡ Borràs, 2002: 36—.
[52] Cámara Muñoz, 1990 tomo 3: 55-86 y 1991 tomo IV: 53-94.
[53] Sobre Dragut:
[54] Dietari de la Generalitat de Catalunya Vol. IV pág. 712 «Als 2 de juliol 1615.[...]. Per orde dels senyors deputats y ohidors de comptes, entre les deu y honse hores de la nit, lo magnífich misser Gabriel Barart se conferí en lo palau del senyor príncep, generalíssim del mar, y representà que dits senyors diputats y ohidors havien tingut notícia que sa alteza havia manat donar orde als officials de les galeres de Catalunya que se posassen a punt per haver de sarpar y exir en persecució de una sagetia de moros se havia tingut avís ere vinguda a les costes de Garraf. Y que sa altesa manàs advertir que las galeras de dit Principat no podien exir del moll sens orde de dits senyors deputats, y que vivint lo noble don Ramon d’Oms, general que fonch de dites galeres, sempre que se offeria cas de haver de exir per persecució de moros o altrament, encara que estàs advertit de exir per lo loctinent general de sa magestat, ab tot dit don Ramon d’Oms acudia sempre en consistori notificant lo avís tenia, demanant orde per exir de dit moll. Y assò era perquè dit Ramon d’Oms tenia acomanades dites galeres de dits senyors deputats y que, com en la ocasió present, per ser mort dit don Ramon d’Oms, dits senyors deputats haguessen presa possessió de ditas galeras com hazienda són de la Generalitat, y axí fins ara no les tinga acomanades a ningú, y [corre] per son compte lo guardar aquelles. Que per so, supplica a sa alteza mane advertir que ditas galeras per la present no isquen, per no poder exir si ja doncs no fos una molt gran y inexcusable necessitat, que en aqueix cas, advertint sa alteza aquella al consistori, dits senyors deputats daran orde en servir a sa magestat y sa alteza en que ditas galeres hisquen, acomanant-las a la persona a qui lo consistori anomenarà».
[54b] Ver en ésta y en la siguiente nota el resumen de la vida de Turgut Reis en la Wikipedia en inglés https://en.wikipedia.org/wiki/Dragut, página disponible el 23 de agosto de 2021.
[56] Feijoo, 2003: 100-102.
[58] Campmany, 1998: 93 i 94.
[59] Navarro Pérez, 1991: 30 y 31.
[60] López Mullor, 2000: 34 y López Mullor, Estany y Lacuesta, 2005: 99.
[61] El actual muro perimetral que rodea los jardines del castillo es de 1897.
[62] López Mullor, 2000: 48.
[63] López Mullor, 2000: 32.
[64] López Mullor, 2000: 34.
[65] López, Estany y Lacuesta, 2005: 414 y 415.

Bibliografía:
  • Cámara Muñoz, Alicia (1990) «Las torres del litoral en el reinado de Felipe II: Una arquitectura para la defensa del territorio (I)» Espacio, Tiempo y Forma, Serie Vil, Historia del Arte, tomo 3 (leído el 1 de abril de 2018 en http://revistas.uned.es/index.php/ETFVII/article/view/2155/2027 ).
  • Cámara Muñoz, Alicia (1991) «Las torres del litoral en el reinado de Felipe II: Una arquitectura para la defensa del territorio (II)» Espacio, Tiempo y Forma, Serie Vil, Historia del Arte, tomo IV, págs. 53-94 (leído l 2 de abril de 2018 en http://revistas.uned.es/index.php/ETFVII/article/view/2175/2048).
  • Campmany, Josep (1998) «Castelldefels i la mar» Ayuntamiento de Castelldefels —leído el 11 de marzo de 2018 en http://www.youblisher.com/p/569647-Castelldefels-i-la-Mar
  • Campmany, Josep (1999) «Pirates a la costa d'Eramprunyà: Extracte de la conferència pronunciada el 23 de desembre de 1999 al Museu de Gavà» Associació d'Amics del Museu de Gavà —leído el 11 de julio de 2021 en https://docplayer.es/69766497-Pirates-a-la-costa-d-eramprunya.html—.
  • Campmany, Josep; López i Mullor, Albert; Puigdemont i Vinyals, Josep, y Sanz ¡ Borràs, Montserrat (2002) «Les masies» Guia del Patrimoni Arquitectònic de Castelldefels II. Ayuntamiento de Castelldefels (leído el 1 de abril de 2018 en http://www.youblisher.com/p/632520-Les-Masies/).
  • Carroll, Rory (2004) «New book reopens old arguments about slave raid son Europe» diario The Guardian, 11-03-2004, disponible el 24 de agosto de 2021 en https://www.theguardian.com/uk/2004/mar/11/highereducation.books.
  • Cobos, Conchita (2003) «Don Pedro Ximénez, el arzobispo pirata» El Periódico de Aragón, 21/02/2003, disponible el 4 de abril de 2018 en http://www.elperiodicodearagon.com/noticias/la-cronica-de-valdejalon/don-pedro-ximenez-arzobispo-pirata_42405.html.
  • Codina i Vilà, Jaume (1987-1988) «Els Pagesos de Provençana (984-1807): societat i economia a L'Hospitalet pre-industrial». Abadia de Montserrat, 1987-1988.
  • Colomar Ferrer, Santiago (2016) «Una frontera oblidada. Atacs i desembarcaments de corsaris nordafricans a Catalunya, València i Balears: 1571-1650» Universitat de Barcelona, Facultad de Geografia i Història. Tesis doctoral. Disponible el 23 de agosto de 2021 en la web http://hdl.handle.net/10803/398537.
  • Davis Jr, Robert C. (2004) «Christian Slaves, Muslim Masters: White Slavery in the Mediterranean, the Barbary Coast and Italy, 1500-1800» Rab Houston and Edward Muir. Palgrave Macmillan, 2004.
  • Dietari del Antich Consell Barceloní (1892): Schwartz y Luna, Frederich y Carreras y Candi, Francesch (comisionados) «Manual de novells ardits vulgarment appellat Dietari del Antich Consell Barceloní». XVII Volúmenes: De 1390 a 1667. Publicat per acort y á despesas del Excelentísim Ajuntament de Barcelona. Disponibles todos los volúmenes en la Universidad de Toronto, el 23 de agosto de 2021, en la página web https://archive.org/search.php?query=Manual%20de%20novells%20ardits.
  • Dietaris de la Generalitat de Catalunya -DGC- (1997-2007): Sans i Travé, Josep Maria (direcció) (1994-2007) «Dietaris de la Generalitat de Catalunya» Del año 1411 al 1714. Volum I-X. Barcelona: Generalitat de Cataluña, Departamento de la Presidencia, disponibles el 23 de agosto de 2021 en la página web https://web.archive.org/web/20170105192954/http://dogc.gencat.cat/ca/pdogc_serveis/pdogc_dietaris_generalitat_catalunya/.
  • Dietari de Jeroni Pujades_I_1601a1605 IV Volúmenes
  • Espino López, Antonio (2003) «La sociedad catalana y la posesión de armas en la Época Moderna, 1501-1652» Varia, Revista de Historia Moderna, pp. 7 a 67. Anales de la Universidad de Alicante nº 21 - 2003 (disponible el 20 de noviembre de 2021 en la página web https://doi.org/10.14198/RHM2003.21.20) .
  • Feijoo, Ramiro (2003) «Corsarios y berberiscos» Belacqua/Carroggio, 2003.
  • López Mullor, Alberto (2000) «El Castell i les torres», Ayuntamiento de Castelldefels (leído el 1 de abril de 2018 en http://www.youblisher.com/p/632542-El-Castell-i-les-Torres).
  • López Mullor, Albert; Estany Morros, Inma y Lacuesta, Raquel, coordinadores (2005) «Castell de Castelldefels. Arqueologia, història, art» Monografies 7. Diputación de Barcelona (leído el 2 de abril de 2018 en http://www.youblisher.com/p/632544-Please-Add-a-Title/).
  • Navarro Pérez, Jordi (1991) «Castelldefels: Una introducció a la seva geografia i història», Colecció Castelldefels. Ajuntament de Castelldefels.
  • O'Connell, Robert (1993) «Of Arms and Men. A history of War, Weapons and Agression» Oxford Universiy Press, Nueva York, disponible de forma fragmentaria el 23 de agosto de 2021 en la página web https://books.google.es/books?id=6Y8CNoQqSywC.
  • Pancorbo Picó, Ainhoa y López Mullor, Alberto (2014) «La Masia de Can Roca de Baix de Castelldefels» Ajuntament de Castelldefels, disponible el 30 de agosto de 2020 en http://www.canrocadebaix.com/?page_id=754.
  • Rovira, Salvador J. y Sanet, Josep M. (2014) «La gent de mar de Tarragona (segle XVII)» CEMAPT i Arola Editors, Tarragona. Col·lecció Llibre Digital del Port de Tarragona, número 2, any II - 2014. Disponible el 23 de agosto de 2021 en la página web https://www.porttarragona.cat/ca/cataleg-publicacions/item/la-gent-de-mar-de-tarragona-segle-xvii.
  • Thompson, Irving A. A. (1998) «Milicia, estado y sociedad en la España Moderna», en Ángel Vaca Lorenzo (coord.), La guerra en la Historia, Salamanca, Universidad de Salamanca, 1998: 115-134.
  • Vander Hammen y León, Lorenzo (1632) «Don Filipe el Prudente, segundo deste nombre, rey de las Españas y Nuevo Mundo».

Comentarios

  1. Buenos días, se puede saber algo más concreto del descubrimiento de la tumba del pastelero?
    Un saludo y gracias

    ResponderEliminar
  2. Sí, era de una rica familia de Barcelona, que como muchas otras compraron masías y fincas por Castelldefels en el siglo XVIII

    ResponderEliminar
  3. Mira el libro de 'Las Masías', que está disponible para su lectura en la página de publicaciones del área de Cultura de la web del ayuntamiento de Castelldefels

    ResponderEliminar

Publicar un comentario