En un lugar del Baix Llobregat: Cierto que Castelldefels no sale en El Quijote, pero por muy poquito...

1. Fragmento de la pintura de Anton van der Wyngaerde (1563) , que vemos entera en la imagen 4, con la zona de Castelldefels y el Garraf marcada con una flecha roja., (Wikipedia Commons)

En esta pintura de 1563 se ve una torre de vigilancia sobre la montaña de Montjuic. En su parte superior se puede observar que disponía de un complejo sistema para efectuar señales que eran vistas y descifradas en la ciudad que se extendía a sus pies, Barcelona. El mecanismo fue creado en el siglo XVI, y era diferente al posterior telégrafo óptico que en el siglo XVII se instaló sobre la torre, ya en el castillo de Montjuic. 
Servía para que los vigías allí apostados dieran avisos a las autoridades de Barcelona acerca de lo que veían desde esa posición, a casi dos centenares de metros de altura:
  • Ya fuera hacia el este de Barcelona, en el mar.
  • O bien por el nordeste, hasta muy lejos, por la costa del Barcelonés o del Maresme, como la torre de Mongat, a poco menos de veinte kilómetros, o hasta Mataró, a unos 35 km, y quizás incluso más lejos en días claros (ver imagen 8).
  • O bien hacia el sudoeste, a poniente en verano especialmente, hasta Castelldefels como mucho, con visión directa sólo hasta unos veintidós kilómetros de distancia, hasta las primeras estribaciones del macizo del Garraf cuyas montañas les impedían contemplar Sitges (ver imágenes 1, 4, 7 o 9). 
Y desde Castelldefels, a los pies de dichas montañas del Garraf, tanto la torre Barona como la llamada torre 5 (o de Homenaje) del castillo de Castelldefels (cuya posición aproximada es señalada con una flecha roja en la figura superior) avisaban a dicha torre de Montjuic del peligro cuando alguna o algunas naves corsarias berberiscas aparecían por el mar frente a Castelldefels tras pasar frente a las costas del Garraf,  entre finales del XVI y el siglo XVIII.
La torre Barona de Castelldefels era una fuerte torre de defensa y vigilancia, defendida por un par de piezas de artillería y una pequeña guarnición de cuatro o cinco personas que servía para avistar las naves corsarias berberiscas que aparecían desde el oeste o desde el suroeste, y avisar mediante fuego, humo o cañonazos al castillo de Castelldefels, así como a la torre del Llobregat (en la desembocadura del río) y a la de Montjuic. 
Todos estos recintos fortificados tenían visión directa entre sí, y vigías que trataban de avisar a las ciudades de su entorno y a Barcelona de las situaciones de riesgo para los bienes y personas. Los árboles no impedían ver nada, ya que no los había en sus inmediaciones.
Y aunque también servía para avisar de los movimientos de los barcos comerciales en el mar o de la salida de naves del puerto, la torre de Montjuic, tras recibir una alarma desde Castelldefels, la comunicaba a la ciudad de Barcelona, a los pies de la montaña, cuya mole impedía ver a los de la ciudad el delta del Llobregat. 
Tras la noticia del peligro, las autoridades de la Generalitat ordenaban a las cuatro galeras que zarparan lo antes posible, e hicieran frente a cada incursión corsaria. La documentación de la época nos recuerda varios de estos sucesos (también entonces hubo disputas al tratar el virrey (lloctinent) de ordenar que salieran las naves, y negarse a ello la Generalitat por una cuestión de competencias).
Un ejemplo de una alarma desde Castelldefels a la torre de Montjuic y de reacción en Barcelona, la vemos el 30 de junio de 1622, cuando desde la baronía de Eramprunyà se avisó de un ataque en las playas de El Prat durante la medianoche: 
  • «Dijous a 30, dia de la commemoració de sant Pau, en la matinada, entre las dotze y la una, arribà en Barcelona un avís de don Juant Setmenat(1) tramès des de Aramprunyà o Castelldefels, fent a saber que molts moros avian desembarcat en lo Prat (partida que és entre la ciutat y lo dit castell ribera del Lobregat). Arribat lo avís, lo donaren als consellers. Hisqueren moltas caxas per ciutat tocant alarma y cridant lo rebato dels moros. De manera que encontinent se posa tota la ciutat en armas y ab tal número de gent que sols en la muralla de mar passaren de més de vint y sinch mil hòmens tots ab arcabús, espasa y daga» (Casas, 1975: "Dietari de Jeroni Pujades", Barcelona, vol III -1620 a 1625-, p. 98).
Y otro ejemplo de ello es, como veremos en el punto II de este texto, lo que vivió Don Quijote en el puerto de Barcelona, quizás hacia 1610...
¿Vivió Cervantes algo así? (obviamente, no en La Mancha, claro está).

I. CERVANTES Y BARCELONA
Según el estudioso de El Quijote Martín de Riquer, en su obra "Cervantes en Barcelona" (2005), Cervantes vivió en Barcelona posiblemente después de diciembre de 1608, fecha cuando se botó al mar la cuarta y última de las galeras de la Generalitat pensadas para la defensa de la costa barcelonesa(2), y antes de octubre de 1611 -que es cuando se indultó al bandolero Perot Rocaguinarda (nombre real de Roque Guinart, que en el capítulo LX se encuentra con Don Quijote) y éste dejó de ser bandolero y salteador de caminos-
Para Martín de Riquer, la estancia más probable del escritor de Alcalá de Henares tuvo que ser en el verano de 1610 y muy posiblemente su residencia estuvo en la casa que la tradición barcelonesa de los siglos XVIII y XIX señalaba como la de Cervantes, en la llamada casa de Gil Grau, en el actual Paseo de Colón núm. 2, ahora frente al mar (imagen 5a y 5b). Según el piso, quizás incluso veía el mar por encima de la muralla. Casualidad (o no), cerca de esa casa había un portal de la muralla barcelonesa que daba al mar y a la playa, y parece ser que por ahí anduvo el Quijote con Sancho (capítulo LXI), admirándose del mar Mediterráneo, que ambos descubren en este viaje. Ese portal estaba en la zona de la actual facultad de la UPC de Náutica, en el Pla de Palau, y se supone que fue esa la zona por la que llegaron a la playa y durmieron la víspera de San Juan.
Ese paseo barcelonés desde el siglo XVI ha ido cambiando de nombre (que sepamos desde Marina de Sant Francesc -al menos en el siglo XVII, en tiempos de Cervantes- a después Bajo Muralla -ver Riera, 2005: 562-). Como su nombre indica estaba justo en el interior de la muralla que daba al mar, y muy próximo a todo el ambiente portuario (y no muy lejos de las Atarazanas). 
Seguro que por ello debía estar lleno de lugares de hospedaje para gente de paso a la espera de embarcar.
Para Carme Riera (2005), es dudoso que viniera a Barcelona en 1610 y, aunque reconoce no tener pruebas fehacientes, supone mejor que estuvo el escritor castellano en 1571, en el momento previo de embarcar hacia Lepanto con las tropas de Juan de Austria.
En todo caso, cuarenta años antes o después, los problemas de Barcelona y el Baix Llobregat (y toda la costa norte del Mediterráneo occidental -salvo Francia en parte-) con los corsarios berberiscos serían los mismos, y pudo ser Cervantes testimonio en uno u otro de dichos años de los mismos hechos. 
Y quizás su alojamiento, tanto si residió en 1571 como en 1610, pudo ser también en la misma calle que indica Martín de Riquer, dadas las múltiples casas para huéspedes que había en ella y lo poco que había cambiado la ciudad en ese lapso de tiempo. 
Si fue así, al salir de la casa donde se hospedaba temporalmente en Barcelona, ya fuera en 1610 o en 1571, debía estar en la zona cerca del puerto, enfrente o cerca de la muralla. 
Y si es cierta la tradición que indica que estuvo residiendo en el paseo de Colón 2, al salir de su casa y girar a la derecha, debía ver la torre de Montjuic en lo alto de la montaña (ver imágenes 6, 7 y 8), con su sistema de señales en su terraza superior.
Seguramente debió preguntarse para qué servía y, quizás, presenció en algún momento a la misma dando un aviso de cualquier tipo y, tal vez, en alguna ocasión, una alarma, contemplando como zarpaban raudas las galeras disponibles. 
Y quizás eso le diera ideas para un capítulo de alguna de sus obras de teatro o de sus novelas...

II. ¿Y EL BUENO DE EL QUIJOTE QUÉ TIENE QUE VER CON TODO ESO?
Ya llegamos... 
En el capítulo LXIII de El Quijote, se habla precisamente de esas cuatro galeras de la Generalitat que antes hemos comentado, justo en el inicio de una nueva historia, apasionante como todas, del caballero manchego. 
En esa última peripecia del genial caballero, la de su viaje a Barcelona y sobre lo que en el trayecto y en la Ciudad Condal ve y le sucede, se mezcla de forma especial la ficción y la vida real de su tiempo, lo que nos permite fecharla.
Así, en la novela, en un momento dado Don Quijote escucha a un marinero gritar: 
  • "Señal hace Montjui de que hay bajel de remos en la costa por la banda de poniente" .
A lo que su general contestó: 
  • "¡Ea, hijos, no se nos vaya! Algún bergantín de corsarios de Argel debe de ser éste que la atalaya nos señala". 
Y ahí empieza la aventura, en la que no nos detendremos, pero recomendamos, sin duda, leer(3).
Como observamos, se citan unos piratas que aparecen por la banda de poniente, es decir, por el oeste, y, como todo el mundo sabe, al oeste por mar de Barcelona está primero la estrecha franja del Barcelonés que se encuentra tras Montjuic (Zona Franca) y, en seguida, el Baix Llobregat hasta el Garraf. 
Esta aventura de El Quijote nace, pues, aunque no se diga explícitamente, por un aviso de la presencia de una embarcación corsaria por la zona entre las playas de Castelldefels y de El Prat. 
El combate, en todo caso, entre las galeras catalanas y el bergantín corsario no será muy lejos de Barcelona, por lo que parece, ya que se indica que la nave pirata estaba más o menos cerca del puerto de Barcelona, quizás a tan sólo unas dos o tres millas náuticas, lo que vienen a ser entre 4 y algo menos de 6 kilómetros mar adentro, quizás en un punto próximo a la desembocadura del rio Llobregat(4).
Y el aviso a la torre de Montjuic de dicha presencia, en la vida real, sólo pudo proceder de la torre Barona o del castillo de Castelldefels (como hemos explicado antes con un ejemplo de lo que sucedió en 1622), ya que era el primer municipio desde donde se contemplaban dichas naves.
Como se ve en las imágenes 1 y 7, el primer punto alto al oeste de Montjuic tras la planicie del delta del Llobregat era el Garraf, y justo a los pies del Garraf, antes de entrar en el delta del Llobregat, vigilando lo que llegaba desde el mar, estaba la torre Barona y el resto de torres defensivas de Castelldefels y su castillo.

III. ATAQUES CORSARIOS, CASTELLDEFELS, CERVANTES Y BARCELONA
Es justo por los años que Cervantes escribió la segunda parte de El Quijote cuando la documentación nos habla más de la presencia de corsarios en las cercanías de Castelldefels: el viernes 16 de septiembre de 1611, un día de diciembre de 1613, el 2 de julio de 1615, o el 7 de octubre de 1615, es decir, en cinco años cuatro alertas por presencia corsaria. La siguiente vez ya sería el 17 de agosto de 1620.
Y es en esos años cuando más o menos se fecha la estancia ficticia de Don Quijote en Barcelona ¿hacia 1610 tal vez?, fecha que se puede deducir, como ya hemos escrito, de que en ese año Roque Guinart aún continuaba ejerciendo como bandolero y las cuatro galeras de la Generalitat ya eran operativas. Época, por otra parte, muy poco anterior a la publicación de la segunda parte del libro en 1615.
Quizás, durante su posible estancia (ya fuera en un año o en otro) en Barcelona, Miguel de Cervantes vivió una alerta originada en un aviso dado desde Castelldefels, y vio zarpar barcos para poner en fuga a los corsarios situados por la costa del Baix Llobregat.
Y tal vez todo ello fue recordado por él al escribir El Quijote.
Castelldefels o el Eramprunyà, pues, no salen en el Quijote, cierto, pero bueno, reconozcámoslo que por poquito, y que casi casi, salen...
2. Fragmento de calco de un dibujo original del siglo XVI, de Nicolau de Credença. Se ve la zona de Can Vinyes y la torre de San Salvador, con la torre de la desembocadura del Llobregat (El Prat), muy pero que muy similar a la torre Barona en el dibujo. La torre Barona no sale, por lo que quizás el dibujo es anterior a 1583. Al fondo se ve Barcelona y barcos en el mar, similares a los de la imagen anterior. Sobre Montjuic se ve la misma torre con el sistema de señales óptico. Junto a Montjuic se ve la Cruz Cubierta a la izquierda, y más a la izquierda aún el entonces pueblo de Sants. (Arxiu Nacional de Catalunya)

3. Mapa de Castelldefels y la baronía del Eramprunyà en el siglo XVI. Se puede ver el Camí Ral de València cruzando el municipio hasta el Garraf, relativamente cerca del mar. La costa hace una especie de ensenada por la zona donde ahora está el barrio de Can Bou (el mar debía llegar como mucho por la zona de la Universidad o del barrio de Gran Vía Mar). Los barcos son muy similares a los del puerto de Barcelona (y a los corsarios que los atacaban). (Arxiu Baronia Eramprunyà)

4. Vista de Barcelona desde el mar (la más antigua conservada) de Anton van der Wyngaerde (1563). (Wikipedia Commons)
4b. Vista de Barcelona desde Montjuic de Anton van der Wyngaerde (también de 1563). Se puede observar sobre la torre de Montjuic el curioso mecanismo para hacer señales (Wikipedia Commons)

4c. Vista de Barcelona desde Montjuic de 1572 dibujada por el pintor flamenco Joris Hoefnagel. (Wikipedia Commons)


5a. Finca en la que se dice habitó Cervantes en Barcelona probablemente en el verano del año 1610, situada en el Paseo de Colón, 2. Así lo afirma la tradición y lo cree muy posible el filologo Martí de Riquer. Todas sus ventanas son diferentes. Se cuenta que en su primera planta, Narcís Monturiol diseñó su Ictineo en el siglo XIX. Hoy, el cartel en rojo de un supermercado afea la fachada del edificio, que en parte es original del siglo XVI, aunque reformada por última vez hacia 1945. (ALB)

5b. Rótulo en la fachada del edificio anterior, En la placa se recuerda el posible paso de Miguel de Cervantes por la misma hace cuatro siglos. (ALB)

6. (Google/ICGC, modificado ALB)

7. (Google/ICGC, modificado ALB)

8. Vista desde Montjuic de la costa de la comarca del Maresme. (Google/ICGC, modificado ALB)

9. (Google/ICGC)
Notas
1.- Este Juant Setmenat debe ser Joan de Sentmenat i de Torrelles (27-V-1596 a 25-VIlI-1644), baron de Eramprunyà, hijo de Joan de Sentmenat i Alentorn (2-VIII-1576 a 20-XI-1615), casado con Elionor de Torrelles i de Gualbes-Santcliment, "sra. de la quadra de Palleja, de la casa de Torrelles i de la meitat de la baronia d' Eramprunya" (Serra, 1975: Arbre Genealògic de la família Sentmenat), que años después, en julio de 1634 era miembro del Consell de Cent de Barcelona por el brazo militar y en el año 1644 diputado militar por la veguería de Barcelona (Serra, 1975: 68).
2.- Las tres primeras galeras (la patrona Sant Maurici, la capitana Sant Jordi y la sencilla Sant Sebastià) se bautizaron en julio de 1608 y la última, la Sant Ramon, que era comprada, llegó en diciembre de dicho año (García-Torralba, 2018: 34). 
3.- Se trata de la historia de la mujer cristiana llamada Ana Félix, que por toda una serie de peripecias complejas había acabado vestida de hombre. Era ella el arráez (capitán) del bergantín corsario berberisco que se había acercado a Barcelona, provocando un combate con muertos. Pero esta aventura, aunque de interés, es ya otra historia.
4.- "Llegáronse luego las otras tres galeras a la capitana a saber lo que se les ordenaba. Mandó el general que las dos saliesen a la mar, y él con la otra iría tierra a tierra(I), porque ansí el bajel no se les escaparía. Apretó la chusma los remos, impeliendo las galeras con tanta furia, que parecía que volaban. Las que salieron a la mar a obra de dos millas descubrieron un bajel, que con la vista le marcaron por de hasta catorce o quince bancos, y así era la verdad; el cual bajel, cuando descubrió las galeras, se puso en caza(II), con intención y esperanza de escaparse por su ligereza, pero avínole mal, porque la galera capitana era de los más ligeros bajeles que en la mar navegaban, y así le fue entrando(III), que claramente los del bergantín conocieron que no podían escaparse, y, así, el arráez quisiera que dejaran los remos y se entregaran, por no irritar a enojo al capitán que nuestras galeras regía. Pero la suerte, que de otra manera lo guiaba, ordenó que ya que la capitana llegaba tan cerca que podían los del bajel oír las voces que desde ella les decían que se rindiesen, dos toraquis, que es como decir dos turcos borrachos, que en el bergantín venían con otros doce, dispararon dos escopetas, con que dieron muerte a dos soldados que sobre nuestras arrumbadas(IV) venían. Viendo lo cual juró el general de no dejar con vida a todos cuantos en el bajel tomase; y llegando a embestir con toda furia, se le escapó por debajo de la palamenta(V). Pasó la galera adelante un buen trecho; los del bajel se vieron perdidos, hicieron vela en tanto que la galera volvía, y de nuevo a vela y a remo se pusieron en caza; pero no les aprovechó su diligencia tanto como les dañó su atrevimiento, porque alcanzándoles la capitana a poco más de media milla, les echó la palamenta encima y los cogió vivos a todos"(Cervantes, El Quijote, segunda parte capítulo LXIII).
    • I. Siguiendo la línea de tierra.
      • II. Trató de correr al máximo.
        • III. Se le fue acercando.
          • IV. Costados de la nave, en la parte delantera (proa).
            • V. Se les escapó cuando ya lo daban por apresado, por debajo del conjunto de remos (eso es la palamenta).
          Bibliografía
          - Casas Homs, J. M. (1975) "Dietari de Jeroni Pujades", Barcelona, vol III (1620-1625), p. 98. Los dietarios de Jeroni Pujades se pueden encontrar por volúmenes en https://raco.cat/index.php/MemoriasRABL/issue/archive y específicamente el PDF del año 1622 en la web https://raco.cat/index.php/MemoriasRABL/article/view/204517.
          - García-Torralba Pérez, Enrique (2018) "La escuadra de galeras de Catalunya" Revista de historia naval, nº 36, Nº 140, páginas 31-40.
          - Illa sendra, Rafael (2014) “El sistema de senyals de la torre de Montjuïc” Barcelona Quaderns d’Història, 21, pàg. 139-152.
          - Serra i Puig, Eva (1975) «Evolució d’un patrimoni nobiliari català durant els segles XVII i XVIII. El patrimoni nobiliari dels Sentmenat». Recerques: història, economia, cultura, núm. 5, p. 33-71, https://raco.cat/index.php/Recerques/article/view/137523.

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