El poblado ibérico del Castillo de Castelldefels

Antes de la llegada de los primeros asentamientos romanos a nuestra comarca hacia el cambio de era, Castelldefels estuvo habitada por los íberos layetanos, que tenían un pequeño poblado en la cima de la montaña del castillo, y quizás ocupaban también algunos otros lugares del actual término municipal.

Muros de época ibérica a la izquierda, y romana a la derecha, en la iglesia del castillo. (R. Josa)
Muros de época ibérica a la izquierda, y romana a la derecha,
en la iglesia del castillo. (R. Josa)

En el castillo, de las antiguas casas de época ibérica, ahora sólo son visibles los muros que se encuentran bajo el podio transparente de su iglesia, pero en las excavaciones arqueológicas dirigidas entre los años 1989 y 1995 por Alberto López Mullor (SPAL) se encontraron muchos más restos en diversos lugares de dicha iglesia y del mismo castillo, que actualmente no son visibles. 



Dos vistas de restos de muros ibéricos en el interior de la iglesia. (R. Josa)

El asentamiento ibérico debió ocupar un área bastante más grande que la que muestran los restos conservados, pero el paso del tiempo y las construcciones posteriores de época romana, medieval y moderna acabaron con los mismos. El descubrimiento de una cisterna ibérica y de una zona que albergaba grandes tinajas para la conservación del grano, que se conocían como dolia, de esa época bajo el suelo de los actuales lavabos interiores del castillo refuerzan esta hipótesis.

Plano con los restos de agujeros en el suelo de grandes tinajas y de una cisterna de época ibérica
encontrados bajo el suelo del castillo. (A.Lopez Mullor/SPAL)

Encajes para grandes tinajas excavados en la roca, bajo el actual castillo
(cerca de donde ahora está el ascensor). (M. Baldomà/SPAL)

Cisterna ibérica recortada en la roca, durante el proceso
de excavación hacia 1990. (M. Baldomà/SPAL)

El poblado era muy similar a otros que encontramos situados en las partes altas de otras montañas del entorno de Barcelona o de los que bordean la desembocadura del río Llobregat, y que también se extendían hacia El Garraf. Desde el poblado que se ha encontrado bajo el castillo y su iglesia se controlaba una pequeña bahía o ensenada, que, situada al pie de la montaña, debía limitar en el extremo opuesto con la colina de la Muntanyeta, monte en el que también se han encontrado abundantes vestigios ibéricos. 


Posiblemente, en aquel tiempo, la plaza de la iglesia y los edificios de su entorno fueran mar o, al menos, una amplia playa. 


LAS VIVIENDAS

Mientras que en el subsuelo de la antigua iglesia de Santa María en el castillo se han localizado vestigios de varias viviendas, en el subsuelo del propio castillo no se ha conservado ninguna, ya que el terreno natural era bastante elevado, y  fue rebajado casi un metro en el siglo XVI. 


En la iglesia, los muros de las viviendas  ibéricas, una vez excavados y estudiados de forma cuidadosa, se volvieron a tapar y permanecen protegidos bajo el suelo de la iglesia. Los únicos restos visibles son los que se ven en la zona del ábside mayor o presbiterio, que se ven a través de un pavimento de vidrio. 

Muros ibéricos bajo zócalo transparente. (R. Josa)


Estas casas ibéricas, en general, tenían una única habitación y sus paredes estaban hechas de adobe o tierra amasada (tapial), apoyadas en una base de piedra. 


Las construcciones ibéricas descubiertas datan de dos etapas desde fines del siglo III aC, aunque posiblemente ya hubo algún establecimiento ibérico anterior, del siglo IV aC, dados  algunos de los restos que se han hallado por la zona.


  • Siglo III aC avanzado: Estructuras constructivas en muy mal estado. Se han encontrado restos de cuatro estancias o casas diferentes, dispuestas de acuerdo con unos ejes bastante coherentes. También había agujeros de poste al borde de algunas de las viviendas, que podrían indicar porches exteriores a las mismas.

Estructuras del poblado ibérico del siglo III aC, en el interior de la iglesia. (Alberto López Mullor/SPAL)


  • Inicios del siglo II aC: Sus ruinas se han encontrado, por ahora, sólo en la nave de la iglesia. El recinto más claro es una vivienda situada bajo la actual entrada de la iglesia, que conservaba la fundamentación de piedra de los cuatro muros perimetrales de la estancia e incluso se veía la piedra plana situada en el umbral de su antigua puerta. 



Restos del poblado del siglo II aC. (Alberto López Mullor/SPAL)

Estructuras de una casa del siglo II, con la piedra plana del umbral de la puerta. (R. Josa)



En dos de las viviendas se hallaron un par de sacrificios de fundación, realizados por los constructores de dichas casas para propiciar el favor de sus divinidades. El primero contenía los restos de una cabrita pequeña y el segundo el cráneo de un toro. Este tipo de sacrificios propiciatorios son bien conocidos en la cultura ibérica, y tenemos algunos ejemplos bien cercanos, como es el caso de los hallados en la Peña del Moro (Sant Just Desvern). 

Detalle del sacrificio de fundación con los restos de una cabra pequeña,
descubiertos en la nave central de la iglesia del castillo,
asociado a una construcción ibérica del siglo II aC. (J. Miquel i Solé, 1990/SPAL).


Tanto estas casas como la cisterna encontrada en el castillo, estuvieron en uso hasta el último o penúltimo decenio del siglo I aC, coincidiendo con la reorganización amplia del territorio y con la fundación de la ciudad de Barcino.


Entonces se derribaron las casas de época ibérica, en las que tal vez ya no vivía nadie, y sobre sus restos se construyó una villa romana, que era explotación rústica.


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