Vampiresas, Salomé y Lanzador de Peso: Erotismo en los grafitos de las Brigadas Internacionales

Entre los grafitos sin restaurar1 de la sala principal (junto al ascensor) de la zona cerrada al público en la actualidad en la segunda planta del Castillo de Castelldefels, hay una serie de ellos en los que parece haber un interés de su autor o autores por un cierto erotismo y estudio del cuerpo humano.
Tanto por el idioma usado en general en el entorno de los dibujos como por el estilo de los mismos (que no están fechados ni firmados) se puede suponer que los mismos debieron ser realizados entre los meses de marzo de 1938 y enero de 1939, cuando en el castillo se había instalado una Casa de Prevención y posteriormente un Cuartel de Recuperación de las Brigadas Internacionales. 

La técnica de ejecución debió ser mediante un lápiz negro o un carboncillo directamente sobre la pintura blanca de las paredes. Dicha pintura, parece haber varias capas, seguramente es de aquella misma época, y tapaba las previas de los inicios del siglo XX y las anteriores de los siglos XIX y XVIII. El tamaño de los dibujos varían en tamaño, pero suelen ser más o menos grandes por lo general, y suelen ser de un tercio o la mitad del tamaño normal de una persona.

En la pared del frente (pared oeste), se ve una serie de figuras, una Salomé, una faz femenina y una mujer vestida como una vampiresa o femme fatale.

Justo a la izquierda de ellas, en otra pared (la sur), se ven unas faldas de una mujer sentada en un sillón...

 
Daremos un breve repaso a todas estas figuras, así como a una de un lanzador de peso (junto al que se ha escrito el nombre del boxeador alemán de los años treinta del siglo XX Max Schmeling), situada en la pared sur, muy cerca de donde la misma se une con la pared este, así como a un par de figuras femeninas que se entreven también en la pared sur, entre unas puertas.


SALOMÉ
A la izquierda de la pared oeste vemos una figura que creemos que es la de la bíblica Salomé (siglo I d.C.), que fue una princesa idumea, hija del rey Herodes Filipo I y de Herodías (príncipe y princesa de Judea, reino que se hallaba bajo el poder del Imperio Romano). Aunque su nombre no se recoge en la Biblia, parece ser que fue ella, Salomé, la que el día del cumpleaños de Herodes Antipas, segundo marido de su madre, en medio de una fiesta, realizó una danza para él, la cual agradó tanto al monarca que éste le permitió que le pidiese como regalo lo que quisiera... Y Salomé pidió la cabeza de Juan el Bautista, un profeta judío, en una bandeja de plata. Herodes Antipas lo mandó a decapitar, y un guardia se encargó de entregarle la cabeza a Salomé como la había pedido. Salomé, curiosamente, significa 'paz' en hebreo...

En la imagen del castillo de Castelldefels que reproducimos, a la princesa se la ve completamente desnuda, parece que efectuando una danza, sosteniendo una bandeja sobre la que hay una cabeza cortada. Creo que no hay duda en relacionarla con la leyenda de la princesa. Bajo la bandeja, sin embargo, se ve escrito el texto "tete de Franco" (cabeza de Franco, en francés). Creemos que fue puesto a posterior en plan de broma por algún brigadista. No creemos (en realidad, no sabemos) que el texto fuera puesto por la misma persona que dibujó la figura. Hay otros textos, seguramente de la misma mano que el anterior, cerca o encima de la figura. Así, a su derecha, a medio cuerpo leemos "Annabel", con la letra N escrita al revés. En sus piernas leemos "25 pesetas hoy" y "Mañana más", como si trataran como una prostituta a la chica dibujada, ofreciendosus servicios a un cierto precio. Tengo la impresión de que estos textos fueron puestos a posteriori, dado que realmente no tienen nada que ver con el grafito en sí.

El tratamiento del cuerpo femenino y especialmente de la cara, el trazado de la figura, la forma de sostener la bandeja, nos hablan de un autor que parece haber gozado de formación específica en Bellas Artes.

Curiosamente, una figura casi idéntica es posible observarla en la capilla de la salud del propio castillo, en el ámbito B del mismo. La relación entre ambas figuras, la de abajo pintada por Antonio Stoffella, no la conocemos, pero la posición y características de ambas es la misma, como se puede comprobar. ¿Pintó también Stoffella la pintura del segundo piso y el resto de imágenes de dicha sala?






​¿Por qué la pintura en el castillo?
Desde la antigüedad, la leyenda ha sido muchas veces reproducida en pintura, como se ve, por ejemplo, en dos cuadros de Tiziano dedicados al tema, que muestran a la princesa vestida con la cabeza del profeta sobre una bandeja.

Sin embargo, desde finales del siglo XIX, el tratamiento del tema adquiere un cierto tono erótico y morboso, como se ve en las obras de Leon Herbo (1889), Jean Benner (1899) o Eder Gyula (1907) que reproducimos abajo.
Leon Herbo, 1889

Jean Benner, 1899

Eder Gyula, 1907

Es la época en que Oscar Wilde trata el tema en su obra de teatro "Salomé", en la que ésta está obsesivamente enamorada de Juan Bautista, pidiendo su muerte por despecho, y en la que ella besa la cabeza cortada de Juan Bautista, aún enamorada. La llamada danza de los siete velos una fue una danza erótica que precisamente tenía que ver precisamente con este pasaje bíblico de la decapitación del profeta bíblico. Según la Wikipedia "La sugerente posibilidad de que «los velos cayeran a su alrededor como espesas nieblas» (Arthur O'Shaughnessy), avivada por la controvertida figura de Oscar Wilde o la airada reacción del público desde el momento mismo del estreno de la Salomé de Strauss, dio lugar a numerosas representaciones plásticas, literarias, teatrales o cinematográficas del mito —especialmente desde 1907 hasta el comienzo de la I Guerra Mundial—, lo que se conoce en términos artísticos como la «salomanía». Su rápida adaptación al cabaré occidental como una danza de carácter erótico –ajena a las pautas sociales del fin-de-siècle– facilitó su desarrollo como número de striptease en el que las bailarinas presentaban una nueva y escandalosa imagen del deseo y la libertad sexual relacionados con textos sagrados".

Según Mª Dolores Tena Medialdea, en su texto sobre "La teoría del carnaval y el cabaret oriental" (Universitat d'Alacant, 2012): "Tras el estreno de esta última [la de Wilde] se desencadenó la Salomanía, moda que a comienzos del siglo XX popularizó las representaciones de la danza de Salomé tanto en teatro como en cine por su reclamo exótico y erótico. Posteriormente, en algunas capitales de Medio Oriente, aún bajo el dominio colonial, se desarrolló la disciplina que hoy se conoce como danza oriental, adaptando las pautas del cabaret y el cine metropolitanos a las manifestaciones tradicionales de danza, aquéllas mismas que previamente habían inspirado las fantasías orientales europeas y americanas". Y añade "​La Salomé​ de Wilde​ aparece​ ​como​ ​una ​femme fatal​ ​y su danza,​ no narrada, su ausencia​ ​de​ ​coreografía, consiguió incitar​ ​la​ imaginación y​ ​la​ ​lascivia​ en las puritanas sociedades​ ​occidentales del moment​o​.​ ​Andrea Deagon​ ​(cito desde Karayanni, 2004: 110)​ ​apunta​ ​que Wilde​ ​tuvo una clara intención al llamar​ ​a​​​​ esta danza la​ ​Danza​ ​de los Siete Velos, ya que con ello​ ​sugería la danza de una mujer desvelándose y provocaba el escándalo, siguiendo el pulso de la​ ​obra,​ ​al relacionar​ ​deseo sexual y textos sagrados."

Para los simbolistas rusos y para los revolucionarios, la obra de Wilde fue muy bien considerada por ir en contra del dogma cristiano, Hubo varios intentos de representar la misma antes de la revolución que fueron prohibidos por sus elementos eróticos (en algún caso se había intentado representar la obra dentro de un escenario en forma de una enorme vagina​, como se lee en ​"Oscar Wilde in the 1990s: The Critic as Creator" de Melissa Knox​)​.​

Muy posiblemente, el autor de la pintura quiso hacer una representación de una escena con un cierto fino erotismo, reproduciendo un tema relativamente conocido y contrario al dogma religioso, mediante un grafito de su invención o quizás sacado de alguna publicación.

MUJER SENTADA EN SILLÓN, CON UNA FALDA
Al lado del sillón, de pie, parecen observarse unos pantalones

ROSTRO FEMENINO

¿MUJER FATAL?


LANZADOR DE PESO
En la misma sala, pero en otro muro, se observa el cuerpo de un lanzador de peso. Junto al mismo se lee el nombre del famoso boxeador alemán Max Schmeling, muy conocido en su época, y especialmente a mediados del año 1938 por su combate contra Joe Luis en el mes de noviembre, en el que fue derrotado.

El cuerpo aparece con un pantalón muy corto, estando el resto del cuerpo desnudo, y en tensión, justo en el momento anterior a acomodarse el peso junto a su cuello y barbilla, tras lo cual se inician los movimientos destinados a poder proyectar a la mayor distancia posible un peso de forma esférica (como los actuales). No es exactamente igual a las figuras de los discóbolos griegos, que también tenían su musculatura tensa, pero era justo antes de soltar el disco y no en esta primera fase.

El interés del artista es por dibujar un cuerpo humano, en toda su potencia, con un trabajo muy fino sobre la musculación de cada parte de su cuerpo, pese a la dificultad del dibujo sobre yeso con carboncillo a mano alzada (las proporciones no son perfectas).

Junto al lanzador de peso, se ha escrito dos veces el nombre de Max Schmelling, en una de las ocasiones junto a una dirección postal, por lo que parece. No es forzoso que el autor del dibujo sea el mismo que el de los textos. Quizás, como sucede en el caso de las figuras femeninas, alguien pudo escribir posteriormente al dibujo el nombre del boxeador germano, al que físicamente el dibujo no se le parece y que jamás tuvo relación con el lanzamiento de peso.




NOTAS
(1) En su momento fueron estudiados algunos de ellos sucintamente por Alberto López Mullor (amigo, lamentablemente, ya fallecido) y Raquel Lacuesta, ambos del Servei de Patrimoni Arquitectònic Local de la Diputación de Barcelona. Más recientemente, en 2018, Marina Granero también los ha trabajado, estudiando la mejor técnica para restaurarlos y conservarlos (la primera imagen es suya, el resto son del autor, salvo la realizada por Ramón Josa i Campoamor).

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