UNA PROHIBICIÓN ANTICIENTÍFICA Y CONTRA- REVOLUCIONARIA EN EL CASTELLDEFELS DE FINALES DEL SIGLO XVIII

A fines de 1791, Carlos IV de Borbón (1748-1819), rey de España a fines del siglo XVIII e inicios del siglo XIX,  andaba algo nervioso con lo que pasaba en Francia. A su primo, Luis XVI, no le iban muy bien las cosas (aunque aún le iban a ir peor dado que fue guillotinado en el año 1793...) 

Vivía el rey francés con serios problemas la Revolución Francesa. Un par de años antes, el 14 de julio de 1789 había tenido lugar la toma de la Bastilla... y las cosas parecía que cada día iban a peor para él, su familia y la monarquía

Y todo por esos malditos libros ilustrados, pensaba Carlos IV y sus consejeros, que mezclaban de forma 'indebida' ciencia, filosofía, moral y religión, tal como adoctrinaba el reaccionario Fray Diego Joseph de Cádiz, que también lanzaba proclamas contra todo lo nuevo que llegaba del país vecino.

Porque con la ciencia ilustrada, se mezclaba un nuevo tipo de relación con la realidad y con el poder. Un mundo entre iguales, donde el conocimiento no era cosa de la autoridad ni del dinero, sino del esfuerzo por adquirirlo. 

Es en ese momento de odio y temor hacia la ilustración, cuando llega a Castelldefels esta Cédula que aquí presentamos, que se difunde por todos los municipios españoles, que trata sobre la prohibición "de la introducción y curso" de los dos tomos de los Diarios de Física de París correspondientes al año 1790, por orden del Rey y firmada por el Conde de Lacy el 19 de enero de 1792: "Que no contentos los partidarios de la independencia de todas las Potestades, con imprimir papeles incendiarios hechos expresamente para el fin, siembren también sus ideas y máximas aún en aquellas obras, cuyos objetos no tienen conexión alguna con la Religión, la Moral y la Política, quales son las de Observaciones Físicas, Historia Natural y Artes, con cuyo pretexto declaman à favor de sus máximas, y de una Filosofía Anti-Christiana, y se ha observado que así lo executan en los dos tomos del Diario de Física de París, correspondientes al año de mil setecientos noventa: y aunque conforme à mis encargos, tiene el mi Consejo dadas repetidas providencias prohibiendo la introducción y curso en estos mis Reynos de papeles sediciosos y contrarios à la fidelidad debida à mi Soberanía, à la tranquilidad pública, y al bien y a la felicidad de mis vasallos (...) (É) impongo, á los introductores de dichas obras las penas de comiso, y doscientos ducados de multa por la primera vez, el doble por la segunda, y de quatro años de presidio por la tercera.

El Conde de Lacy era Francisco Antonio de Lacy, que en aquel momento era gobernador y capitán general del ejército y Principado de Catalunya, y Presidente de su Real Audiencia. Nacido en el año 1731 y muerto en Barcelona en el año 1792. Aunque pueda no parecerlo por el Edicto, fue un militar y político ilustrado, que desempeñó diversos cargos diplomáticos, siendo hostigado por los elementos más reaccionarios, llegando a ser denunciado ante la Inquisición. 

A pesar de su talante algo liberal, en 1789 llevó a cabo la represión de los rebomboris del pan de Barcelona, tras sustituir al conde del Asalto como capitán general del Principado (1789-1792). Reprimió en Cataluña la propaganda revolucionaria que venía de Francia, como se ve en este edicto, y en 1792 planeó con Aranda una invasión del Rosellón.

Es curioso que una cédula de este tamaño (más grande que un actual DIN-A-3), llegara incluso a Castelldefels (400 habitantes todo lo más), para alertar del riesgo de un libro...

Que miedo...



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