ALGUNOS BRIGADISTAS INTERNACIONALES DE TODO EL MUNDO II: PAUL WIRTA

Otro brigadista del que tenemos imágenes y grafitos es del estadounidense Paul Eduard Wirta.


Paul Wirta y Carl Bellows en diciembre de 1938, ya en los EEUU
Nacido en Finlandia en el año 1910, emigró pronto a EEUU residendo en la ciudad de Aberdeen (estado de Washington), situada en la costa del Pacífico, al norte de los EEUU. Era marino mercante. Fue un sindicalista afiliado al NMU (National Maritime Union), tal como dejó escrito un par de veces sobre los muros de la iglesia de Castelldefels. 


Grafito de Wirta en la Iglesia del castillo de Castelldefels (R. Josa)
Llegó a España el 3 de noviembre de 1937 a bordo del barco ‘MS Lafayette’, casi de incógnito (sin saberlo ni sus amigos ni sus familiares –con los que ya no vivía cerca–, según él escribió), para enrolarse en las Brigadas Internacionales. No declara en ningún lado haber sido miembro o haber tenido relaciones con el Partido Comunista. Se alistó en el Batallón Lincoln (integrado por voluntarios estadounidenses) de la XV Brigada. Tuvo diversos destinos en el frente, estando en primera línea en algunas de las batallas más conocidas y sangrientas de la Guerra Civil española, como las de Belchite y Caspe (del 12 de febrero al 1 de mayo de 1938), o en Gandesa entre el 25 y el 29 de julio de 1938. Fue precisamente en esa última ciudad y fecha donde fue herido en su mano izquierda, perdiendo el dedo corazón de la misma. Probablemente, cansado, herido y desencantado (como tantos otros) fue detenido y traído a nuestra ciudad al hallársele entre las decenas de soldados que andaban en torno al consulado estadounidense en Barcelona, tratando de encontrar un sistema de retorno a su país, una vez habían visto que la victoria era cada vez más difícil. Llegó al Castillo de Castelldefels como desertor posiblemente a finales del verano del año 1938. 

Su estancia se prolongó hasta finales de noviembre o inicios de diciembre, dándole tiempo para inscribir su nombre, el de su ciudad y el del estado de los EEUU en la que ésta está en dos lugares diferentes de las las paredes de la capilla del castillo, para dejar, al igual que con sus pinturas hizo allí otra mucha gente, memoria de su estancia. 


Otro grafito de Wirta en la Iglesia del castillo de Castelldefels (R. Josa)
Su salida de la prisión y de nuestra ciudad quizás estuvo relacionada con la desmovilización de las Brigadas Internacionales. La vuelta a su país la hizo finalmente el 20 de diciembre de 1938. Tras llegar a Nueva York, cogió un autobús con otros veteranos que habían vuelto de España y cruzó Norteamérica de costa a costa, hasta Seattle. 

Una semana más tarde ya estaba en su ciudad, donde el 28 de diciembre pudo hacer con otros antiguos brigadistas, como Carl Bellows o Harvey Boyer, declaraciones a la prensa sobre su experiencia en la guerra española, en las que declararon no estar seguros de estar contentos por haber vuelto y haber dejado la guerra. Su vida no fue sencilla tras su vuelta, como tampoco la de la mayor parte de los que regresó, pese a continuar con su trabajo en la marina mercante. Como a muchos otros brigadistas, casi veinte años después de su retorno a su país –en 1957– aún era investigado por el Comité de Actividades Antiamericanas (House Un-American Activities Committee)por sus posibles relaciones con la Unión Soviética y con el comunismo

Página manuscrita por Paul Wirta, para el Comisariado de Guerra de las Brigadas Internacionales en Barcelona,
del 25 de noviembre de 1938, seguramente para su expediente de cara a su regreso a los EEUU


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